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Los líderes políticos iraquíes se reunirán en los próximos días con el presidente interino Jalal Talabani -en el relativamente tranquilo territorio kurdo- para «preparar el terreno» de cara a la formación de un nuevo Gobierno tras las recientes elecciones legislativas, y «para disipar las fricciones étnicas y sectarias» que parecen haberse recrudecido tras las mismas, anunció ayer por la tarde un funcionario de alto rango del actual Ejecutivo de Irak.

5.000 simpatizantes del ex primer ministro Iyad Allawi marcharon ayer por Bagdad en la más reciente protesta contra los resultados electorales avanzados, aunque las manifestaciones se repiten desde el tercer día tras las votaciones.

Partidos sunitas y seculares insisten en que deberían volver a convocarse elecciones, al menos en algunas provincias claves, donde consideran que los resultados «se arreglaron» para favorecer a la poderosa Alianza Chiíta, columna vertebral del Gobierno interino.

Mientras tanto, los últimos 44 soldados de los 900 con los que contó el contingente militar ucraniano destacado en Irak abandonaron ayer el país. La presencia militar de Ucrania se limitará ahora a unos 50 oficiales -consejeros e instructoresque formarán a policías y guardias fronterizos iraquíes. La retirada paulatina se decidió después de la «revolución naranja» de diciembre de 2004 que llevó al poder al presidente pro occidental Viktor Yushchenko.

También Bulgaria completó en las últimas horas su retirada militar de Irak, repatriando a los últimos 130 soldados que permanecían en la localidad de Diwaniya. El ministro de Defensa, Veselin Bliznakov, señaló ayer que en 2006 contribuirán a la recuperación iraquí con una «unidad no combatiente» de 120 hombres, encargada de vigilar el campamento de refugiados de Ashraf.

Por su parte el Gobierno polaco remitió ayer al presidente Lech Kaczynski, la petición de prorrogar la misión militar que Polonia mantiene en Irak «hasta finales de 2006», aunque los efectivos que Varsovia mantiene allí serían reducidos desde los 1.450 actuales hasta 900 soldados y su misión pasaría a tener un carácter «consultivo y formativo».

El primer ministro, Kazimierz Marcinkiewicz, explicó que la petición de extender un año la presencia militar polaca en territorio iraquí fue «muy difícil» dado que el despliegue «no tiene apoyo popular», pero que han sido sensibles «a la petición de las autoridades de Irak y de los aliados en la misión de estabilizar el país».