La violencia ha amenazado con debilitar a Abbas y beneficiar a
Hamás, cuya campaña política promete terminar con la corrupción,
hacer respetar las leyes e imponer el orden.
Dirigentes del movimiento oficialista Al Fatah (en el Gobierno)
instaron a Abbas a retrasar los comicios por temor a que el grupo
Hamas arrasase en las urnas. «Todos estamos de acuerdo en que
Jerusalén debe ser parte de las elecciones», dijo Abbas en
declaraciones desde Doha. «Si no se le incluye, todas las facciones
coinciden en que no debe haber elecciones».
Por su parte, las autoridades israelíes reconocieron que aún no
han decidido si permitirán que los 200.000 palestinos que viven en
Jerusalén voten en las parlamentarias palestinas. En el pasado,
este sector de la población votó por correo, ya que Israel sostiene
que los acuerdos interinos de paz prohíben esa actividad política
en Jerusalén.
Un nuevo factor es la participación de Hamás por primera vez en
los comicios: Israel pone objeciones a este punto y recuerda la
responsabilidad del grupo violento en decenas de ataques suicidas y
su llamamiento a la destrucción de Israel, incluido en sus
estatutos.
En un marco de violencia generalizada, unos 200 policías
palestinos que disparaban al aire tomaron por la fuerza varios
edificios del Gobierno en Gaza para protestar por el fracaso de la
Autoridad Palestina para imponer las leyes y el orden.
Por otra parte, el poderoso Comité Central de Al Fatá se reunió
la noche del domingo para analizar las perspectivas del partido en
las elecciones.
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