Al menos 79 personas han muerto y otras 164 han resultado heridas
en un doble atentado suicida cometido ayer contra la mezquita chií
de Al-Buratha, en Bagdad, uno de los más graves de los últimos
meses y que puede contribuir a avivar el odio sectario en el
país.
El Ministerio del Interior había advertido - citando informes de
los servicios secretos- de posibles atentados con coches bomba en
lugares susceptibles de servir para congregar grandes
aglomeraciones de gente, como mezquitas, iglesias o mercados, pero
los terroristas consiguieron no despertar sospechas utilizando
cinturones explosivos en lugar de coches bomba.
El templo atacado, conocido entre la población como «Baraza» y
dependiente de la Asamblea Suprema para la Revolución Islámica
(ASRI), principal partido chií, se encuentra en el norte de Bagdad,
en el barrio de Utaifiya, también de mayoría chií.
Los terroristas suicidas -que según algunas fuentes pudieron ser
tres y no dosesperaron hasta el final de la oración del viernes, el
día sagrado para los musulmanes, y cuando se suelen congregar
grandes masas de fieles.
Al término de la oración, los suicidas activaron las cargas
explosivas que llevaban adheridas al cuerpo con cinturones.
Al menos uno de ellos se encontraba en el interior de la
mezquita, mientras otro estaba mezclado entre los fieles que
abandonaban masivamente el templo.
El dirigente político chií Yalal Edín Al Sagir -también de la
ASRI-, que como cada viernes había pronunciado su sermón en la
mezquita, salió ileso, según la policía iraquí.
Salah Abelrazaq, responsable de la Gobernación de Bagdad, señaló
que «cualquiera que esté tras este atentado intenta conducir al
país a un conflicto sectario entre suníes y chiíes iraquíes».
El Ministerio había avisado también de que castigaría a los
policías «que no tomen las medidas necesarias para frustrar ataques
terroristas en sus zonas», un reconocimiento implícito de la
infiltración de militantes extremistas dentro de sus filas.
El atentado de ayer se produce el mismo día en que el embajador
de EEUU en Irak, Zalmay Khalilzad, dijera que han disminuido los
atentados de la insurgencia gracias, en parte, a los «contactos»
que su gobierno ha mantenido con algunos grupos rebeldes.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.