José Manuel Durao Barroso anunció la ampliación del período de reflexión por otro año.

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EFE-VIENA
El punto de inflexión sería en los primeros meses del año próximo, con la presidencia alemana de la UE y las elecciones en Francia y Holanda, los dos países que rechazaron la Constitución, constataron los ministros de Exteriores comunitarios tras una reunión de dos días en un monasterio de las afueras de Viena.

Por su parte el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, reconoció que la continuación del período de reflexión por otro año, algo en lo que está de acuerdo la práctica totalidad de la UE, es necesaria porque existe una falta de acuerdos sobre qué hacer.

La cita sirvió para preparar el debate sobre la Constitución en la cumbre europea del 15 y 16 de junio en Bruselas, de la que la presidencia austríaca quiere que salgan unas conclusiones que establezcan, de alguna forma, una «hoja de ruta» para poder concluir el proceso de ratificación.

Alemania queda como el país encargado de elaborar durante su presidencia en el primer semestre del 2007 una «solida propuesta» sobre «cómo se puede seguir con la Constitución en Europa», aseguró a los periodistas el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmaier.

El titular español, Miguel Angel Moratinos, dijo que «a partir de 2007 creo que estaremos en condiciones de impulsar el proceso y cerrar este camino constitucional».

«No podemos decir que entre los Estados miembros exista una completo consenso», reconoció Barroso en la conferencia de prensa final.

En nombre de la presidencia de turno de la UE, la ministra austríaca Ursula Plassnik no ocultó que hace falta más tiempo, ya que «aún no ha llegado el momento adecuado para una solución definitiva».

El objetivo es que la UE pueda concluir el proceso de ratificación de la Constitución para 2009, año de la próxima elección al Parlamento europeo. Plassnik pidió «paciencia» y aseguró que como muy tarde para 2009 hay que clarificar las bases jurídicas del proceso constitucional, e insistió en que «no se ha dado una partida de defunción» a la Constitución europea, un proyecto que sigue en pie.

Sobre posibles ideas para retomar el debate constitucional, el alemán Steinmeier sugirió que el texto no tiene que llamarse forzosamente «Constitución» y puso como ejemplo la Ley Fundamental de Alemania.

«Nosotros en Alemania vivimos con una Ley Fundamental que no utiliza el nombre de Constitución en el título, pero es igual desde el punto de vista de su cualidad jurídica. Es un punto de partida», aseguró el ministro germano.

Este cambio serviría para conservar el contenido esencial de la propuesta constitucional que pretende dar mayor agilidad decisoria a la Europa de los Veinticinco.