A las 5.30 de la mañana comenzaba el tercer día de disturbios e intercambios de disparos entre la Guardia Presidencial de Kabila y los partidarios de Bemba. Media hora más tarde, los choques se extendían del barrio céntrico de Kinshasa a la periferia, en Lema Matete, mientras en otros puntos de la ciudad la Policía congoleña trataba de dispersar a grupos de jóvenes que aprovecharon la confusión para perpetrar asaltos a tiendas. El tráfico en toda la capital era escaso y las calles aparecían vacías, mientras en el resto del país la situación era «muy tranquila» según el jefe adjunto de la misión de observación electoral que la UE, Eric des Pallieres.
Tras una serie de llamamientos, como los de la jerarquía de la Iglesia católica, o el del jefe de la misión de paz de la ONU en el Congo, William Swing, a lo largo del mediodía se fue consiguiendo que cesaran los enfrentamientos y que partidarios de uno y otro candidato se fueran retirando de las calles de Kinshasa. Sin embargo, para cuando se consiguió el alto el fuego, la Fuerza Europea (EUFOR) ya había desplegado efectivos suplementarios desde Gabón a la capital de la Républica Democrática del Congo.
Por su parte, el presidente congoleño se reunió durante un par de horas con el enviado especial de Kofi Annan en el país y los embajadores extranjeros que forman parte del Comité internacional de Acompañamiento a la Transición. Tras dicho encuentro, Kabila ordenó personalmente a su Guardia Presidencial que abandonara el asedio a la casa de Bemba.
En cuanto a la colonia española no hay novedad, aunque el un alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores se desplazará a la capital de la República Democrática del Congo (RDC), Kinshasa, para conseguir el regreso de las familias españolas, cinco de ellas catalanas y dos vascas, que acudieron a este país africano para recoger a niños en adopción.
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