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EFE-BAGDAD
Los principales responsables estadounidenses en Irak reconocieron ayer que la ola de violencia sectaria que sacude este país ha llevado a que Washington cambie su estrategia militar sobre el terreno.

Por otra parte, Jalilzadeh acusó a Siria e Irán, junto a «todas las fuerzas extremistas de Irak», de estar involucrados en la espiral de violencia que azota a ese país.

En rueda de prensa junto con el comandante en jefe de las fuerzas norteamericanas en Irak, general George Casey, el embajador de EEUU en Bagdad, Zalmay Jalilzadeh, dijo que su Gobierno «introducirá cambios en la estrategia que sigue» en territorio iraquí, a la vez que reconoció que la situación en ese país «no es fácil». De este modo, dijo el embajador, la estrategia de Washington en Irak «no se llevará a efecto sin sufrir reveses».

A juicio del diplomático norteamericano, esos dos países «temen el éxito de Irak», por lo que intentan como pueden «prolongar el conflicto y causarnos enormes perdidas. Ambos estados procuran que Irak no recupere la estabilidad».

Respecto a la violencia, el embajador subrayó la importancia de que el gobierno y los dirigentes políticos iraquíes superen las diferencias entre ellos sobre los asuntos claves para recuperar la estabilidad de Irak.