Integrantes de la Asamblea Popular de Oaxaca repelen la agresión de desconocidos.

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EFE-MÉXICO
El presidente de México, Vicente Fox, ordenó ayer el envío de fuerzas federales a Oaxaca después de que la víspera fallecieran cuatro personas en una escalada de violencia del conflicto que se inició con una huelga protagonizada por maestros hace cinco meses.

Fuentes de la Presidencia de México dijeron que dos aviones con efectivos de la Policía Federal Preventiva (PFP) aterrizaron en el aeropuerto de la capital de Oaxaca, donde se esperaba la llegada de otros vuelos con más efectivos a lo largo del día.

Las primeras fuerzas policiales federales enviadas para restablecer el orden llegaron al estado sureño de Oaxaca, donde la Asamblea Popular que reclama la renuncia del gobernador anunció que reforzará sus barricadas en las calles.

Cuatro personas murieron en una intensa jornada de violencia, con tiroteos, estallido de cócteles molotov y quema de vehículos.

Un comunicado difundido a primeras horas por el gobierno mexicano anunció que Vicente Fox ordenó el envío de fuerzas federales «en respuesta a los acontecimientos ocurridos el día de ayer», porque «atentan contra el orden y la paz de los ciudadanos en el lugar». La nota de Presidencia indicó que estos cuerpos policiales «se irán concentrando en la capital del estado en el transcurso del día».

Florentino López, portavoz de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), indicó que su organización amaneció «en alerta máxima», después de los enfrentamientos de la víspera contra presuntos partidarios del gobernador estatal, Ulises Ruiz, del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

«Hemos llamado a reforzar las barricadas para protegernos», advirtió López, al ser consultado sobre la decisión de Fox de enviar a la PFP para devolver la normalidad al estado.

Con los cuatro fallecidos del viernes son diez los muertos por la violencia en Oaxaca desde que el pasado 14 de junio el gobierno estatal ordenó desalojar a los maestros que habían ocupado varios edificios y espacios públicos, como medida de presión para reforzar una huelga iniciada el 22 de mayo.