La demócrata Nancy Pelosi presidirá el Congreso.

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EFE-WASHINGTON
Los demócratas lograron una victoria arrolladora en los comicios legislativos de EEUU con un mensaje de cambio en Irak y del fin de la corrupción en el Congreso, y forzaron la dimisión del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. Los demócratas ganaron todo lo que podían ganar en las elecciones del martes, a excepción del Senado, donde todo depende de quién se lleve las ajustadísimas elecciones en Virginia, donde podría haber un nuevo recuento de votos.

El partido de la oposición se llevó la Cámara de Representantes con holgura. Necesitaban robarles a los republicanos quince escaños para ganar la mayoría y lograron 27, con 12 puestos aún por decidirse. Este resultado ha superado las propias expectativas de los demócratas y catapultará a Pelosi a la presidencia de ese órgano, que ocupará una mujer por primera vez.

Rumsfeld ha sido el principal artífice de la invasión y la ocupación de Irak, y los demócratas han pedido reiteradamente su cabeza por el empeoramiento de la situación en ese país.

Horas antes del anuncio de Bush, la líder demócrata en la Cámara Baja, Nancy Pelosi, insistió en una rueda de prensa que debía haber un cambio de liderazgo en el Pentágono.

La caída de Rumsfeld es un reconocimiento de que los votantes han penalizado a los republicanos por la política del Gobierno en Irak y de que el balance de poder en Washington ha cambiado, según los analistas.

Su desencanto con la situación en el país mesopotámico, confirmado en todas las encuestas, ha resultado en un vuelco radical en el Congreso y ha dado además a los demócratas la mayoría de los puestos de gobernador del país por primera vez desde 1994.