El conservador Nicolas Sarkozy ganó ayer en la primera vuelta de las elecciones francesas. Foto: REUTERS

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EFE-PARÍS

Privados hace cinco años de una confrontación entre derecha e izquierda a causa de la presencia del ultraderechista Jean-Marie Le Pen en la segunda vuelta, los franceses optaron ayer por los abanderados de las dos grandes familias políticas, pero también es significativo que hayan dado un elevado tercer lugar al centrista François Bayrou. Sarkozy, candidato y presidente de la conservadora y gobernante Unión por un Movimiento Popular (UMP), cosechó más del 30 por ciento de los votos y un 5% más que Royal, la cota más alta de un postulante de su familia política en más de un cuarto de siglo, según resultados parciales.

Exultante, Sarkozy, de 52 años, dio las gracias a «los once millones» de votantes que le han dado su voto e instó a «todos los franceses de buena voluntad», cualesquiera que sean sus «orígenes, creencias y partidos» políticos, a «unirse» a él para «construir juntos» la «República fraternal», que es su «nuevo sueño francés». Consciente del temor que suscita entre muchos franceses y de su etiqueta de «liberal», el ex ministro de Interior dijo a los «temerosos del futuro y los más vulnerables» que quiere «protegerlos» contra «la violencia y delincuencia», pero también contra «la competencia desleal, las deslocalizaciones, la degradación de sus condiciones de vida y la exclusión».

Desde Melle en su feudo de Poitou-Charentes (oeste), Royal, de 53 años, tendió la mano a todos los que comparten su idea de que es «no sólo posible sino también urgente dejar un sistema que ya no funciona». «Nuestra victoria es posible», recalcó la primera mujer con posibilidades de alcanzar el Elíseo y que recibió en torno al 25 por ciento de los votos, según resultados parciales, con lo que supera la cota del socialista Lionel Jospin en 1995. Royal concluyó asumiendo la responsabilidad de luchar para que Francia «se levante».