A la cruzada de la ONU se unió el Banco Mundial, cuyo presidente Robert Zoellick, anunció que su entidad estudia la creación de un mecanismo para facilitar los créditos a los países más vulnerables. Foto: RUBEN SPRICH/REUTERS

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EFE-BERNA

La ONU hizo un llamamiento ayer a los países donantes para que financien con 2.500 millones de dólares a las principales agencias relacionadas con la alimentación, el PAM y la FAO, de manera urgente, a fin de evitar una crisis sin precedentes por los altos precios de los alimentos.

El objetivo es cubrir las necesidades de financiación inmediata del Fondo de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), de 1.700 millones de dólares, y del Programa Mundial de Alimentos (PAM), que requiere 775 millones de dólares.

Sólo así se podrá evitar una catástrofe y afrontar el «desafío sin precedentes» que supone la explosión de los precios de los alimentos en el mercado mundial, dijo el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

«Si no se cubren plenamente los fondos que hemos solicitado a los donantes, nos arriesgamos a que aumente aún más el hambre, la malnutrición y a que estallen disturbios sociales a una escala sin precedentes», señaló Ban, al comparecer para informar sobre la reunión que desde ayer mantienen una treintena de organismos y agencias de la ONU en Berna.

Ban también convocó a los líderes mundiales a una cumbre sobre seguridad alimentaria que se celebrará en Roma del 3 al 5 de junio.

Por su parte, el director del Banco Mundial, Robert Zoellick, aseguró que «las próximas semanas serán críticas» y dijo que su entidad se plantea crear un fondo para financiar a los países más pobres y ayudar a su agricultura.

Dijo que para ello el BM va a doblar hasta el próximo año los créditos a la agricultura de Africa hasta los 800 millones de dólares, y que se van a identificar cuáles son los países más necesitados. En la reunión de coordinación se constataron entre las causas de la crisis alimentaria la falta de inversiones en el sector agrícola, los subsidios que distorsionan el comercio, los subsidios a los biocombustibles y otras como las malas condiciones climatológicas y la degradación medioambiental.

El director del FAO, Jacques Diouf, manifestó en la rueda de prensa que la crisis tiene sus raíces en «bases objetivas» pero que luego han sido aprovechadas por los fondos de inversiones especulativos. Entre esas bases objetivas, citó el impacto del cambio climático en la producción, con fenómenos como sequías e inundaciones, que han llevado las reservas a su nivel más bajo desde 1980.