El candidato republicano a la Casa Blanca, John McCain, aceptó la pasada madrugada su nominación y se comprometió a llevar el «cambio» a Washington si es elegido presidente en las elecciones del próximo 4 de noviembre, para conseguir que la élite política del país vuelva a «trabajar por la gente» en lugar de por sí misma.
Durante la XXXIX Convención Nacional Republicana, que finalizó ayer en Saint Paul (Minnesota), McCain advirtió a la «pandilla de Washington», con su forma de gobernar «a la antigua, con gran gasto, sin hacer nada, pensando en mí primero y después en el país» --dijo--, de que «el cambio se acerca».
El candidato quiso arrebatar a su rival demócrata, Barack Obama, la exclusividad de la imagen del cambio y esgrimió su experiencia en Washington, donde dijo haber trabajado «muchas veces por unir a miembros de los dos partidos para solucionar problemas que necesitaban soluciones». «Y eso es lo que haré como presidente. Tenderé mi mano a todo aquel que me ayude a volver a hacer avanzar este país. Tengo el historial y las cicatrices que lo prueban, y el senador Obama no», aseveró.
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