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EFE-LA PAZ
El Ejército de Bolivia entró ayer a Pando para asegurar el estado de sitio en la región, en una jornada en la que la oposición lanzó «señales de buena voluntad» para el diálogo con el Gobierno de Evo Morales levantando los bloqueos en las carreteras, sin embargo La Paz las consideró insuficientes. En una operación desarrollada de madrugada, las Fuerzas Armadas entraron a Cobija, la capital de la región norteña de Pando, para tratar de pacificar el escenario de los episodios más graves de la ola de violencia que ha sacudido a Bolivia en los últimos días.

En las cercanías de esta capital, un enfrentamiento armado entre civiles se ha cobrado al menos 30 víctimas, según los últimos datos facilitados por el Gobierno de Evo Morales, que decretó el estado de sitio en Pando ante la violencia desatada en la zona.

La llegada del ejército al aeropuerto de la capital pandina suscitó inicialmente otro brote violento el pasado viernes en el que murieron un militar y un civil.

Por su parte, el embajador de EE UU en La Paz, Philip Goldberg, se despidió ayer de Bolivia tras ser declarado «persona non grata» por Evo Morales con la advertencia de que su expulsión puede tener «efectos serios».

En su última declaración a la prensa boliviana, Goldberg calificó como «un grave error» la decisión de Morales y aseguró que las acusaciones de conspiración vertidas por el mandatario contra Estados Unidos y contra él son «infamias completamente falsas e injustificadas».