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MACARENA VIDAL-WASHINGTON
El plan de rescate del sistema financiero en Estados Unidos, valorado en unos 700.000 millones de dólares, se convirtió ayer en ley tras su aprobación por la Cámara de Representantes y la firma, inmediatamente después, del presidente George W. Bush. Después de cuatro días de incertidumbre y arduas negociaciones entre bambalinas, una mayoría de 263 congresistas se pronunció a favor de la medida, frente a los 171 que lo hicieron en contra.

El lunes, los representantes habían rechazado el plan, cuando se cantaba victoria desde la Casa Blanca y en los pasillos del Congreso. Ayer la jornada comenzó con incertidumbre aunque, a medida que pasaban las horas, quedaba más claro que el proyecto de ley contaba esta vez con los votos suficientes y se podría aliviar la crisis financiera. Como en la votación del lunes, fueron más los demócratas que apoyaron la medida, 172, que los republicanos (91). La mayor parte de éstos últimos, 108, votaron en contra, como hicieron 63 demócratas.

Firma
La medida, cuyo nombre oficial es Ley de Estabilización Económica de Emergencia, se presentó inmediatamente ante la Casa Blanca, donde Bush la firmó de inmediato, según anunció el Gobierno. La entrada en vigor de la nueva ley constituye un respiro para el Congreso, bajo presión con el fin de aportar una solución a la crisis para el Gobierno y para los mercados después de semanas de turbulencias que el lunes causaron el mayor descenso en puntos del índice Dow Jones de la historia.

Según dijo el presidente George W. Bush, con la entrada en vigor de la ley «ayudaremos de manera valiente a que la crisis en Wall Street no se extienda por todo el país».