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CÉLINE AEMISEGGER-WASHINGTON

El Gobierno de EEUU extenderá sus ayudas a empresas no bancarias pero vitales para el consumo, como las tarjetas de crédito y los préstamos para automóviles, y analiza nuevas medidas para evitar más ejecuciones hipotecarias. Así lo anunció ayer el secretario del Tesoro, Henry Paulson, quien compareció en rueda de prensa para dar una actualización de la marcha del plan de rescate de 700.000 millones de dólares que el Gobierno aprobó en septiembre. En conclusión, la Casa Blanca cambia su estrategia y dejará de comprar activos basura para entrar en el capital de los bancos, siguiendo los pasos de la UNE.

Paulson defendió las medidas tomadas bajo el plan, al asegurar que «nuestro sistema (financiero) está más fuerte y estable», si bien reconoció que aún queda mucho por hacer. En este sentido, Paulson admitió que sigue habiendo «muchos desafíos» para superar la crisis financiera, por lo que su departamento ha definido ya los ejes de una segunda fase del plan de rescate con tres líneas de actuación.

Una de las tres medidas, quizá la que más efecto tiene en las economías familiares de los estadounidenses, será la de ayudar a las empresas financieras no bancarias y que, según Paulson, están «tocando fondo». «Este mercado, que es vital para la financiación y el crecimiento, ha llegado prácticamente a la paralización total». El Tesoro está pensando en crear un instrumento que pueda comprar bonos respaldados por la deuda de alta calidad de estas empresas, con objeto de darles de nuevo liquidez. Este instrumento también podría ser usado para «respaldar» títulos hipotecarios comerciales y residenciales, dijo el titular del Tesoro.

Esta medida será financiada en parte mediante el dinero que el Gobierno se ha ahorrado cuando decidió no adquirir activos «tóxicos» relacionados con las hipotecas, una medida que fue inicialmente el corazón del plan de rescate. Pero ante el rápido empeoramiento de la economía, Paulson pronto cambió de foco hacia los bancos y ayer reconoció abiertamente que «no era la manera más efectiva» de emplear fondos públicos.