A pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional, los piratas somalís han conseguido secuestrar cuatro embarcaciones en los últimos días, en lugares cada vez más alejados de sus refugios de las costas de Puntlandia, en el norte de Somalia.
Los secuestros han supuesto un incremento considerable del índice de riesgo de estas aguas del océano Índico, consideradas ya las más peligrosas del mundo, hasta el punto de que algunas compañías han informado de que sus buques rodearán Àfrica, por el cabo de Buena Esperanza, en lugar de ir por el canal de Suez, para evitar la zona. Después de estas capturas, los piratas dejaron ayer mismo en libertad al carguero de Hong Kong Great Creation, secuestrado el pasado 18 de septiembre con 24 tripulantes chinos y uno de Sri Lanka.
En las últimas horas, los piratas también han sufrido reveses, pues el martes la fragata india Tabar hundió en un tiroteo uno de sus barcos, 285 millas al suroeste de Salalah (Omán).
El secuestro del Sirius Star, en cualquier caso, pone de manifiesto un patrón nuevo en la actuación de los piratas, pues es el buque más grande al que han accedido hasta ahora, lo han abordado muy lejos de su zona habitual y han necesitado un importante número de hombres para llevar a cabo la operación.
Los piratas se han convertido en Puntlandia en personajes influyentes en la vida social y política gracias a las enormes ganancias que obtienen de los abultados rescates que pagan las compañías navieras por la liberación de sus barcos y tripulaciones.
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