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EFE-VIENA En medio de una severa ola de frío, la crisis por la 'guerra del gas' entre Moscú y Kiev ha escalado a un nivel sin precedentes con cortes totales o muy sustanciales de los suministros a los países de Europa central y del sureste.

Las alarmas sonaron después de que el ministerio búlgaro de Energía informara del corte total de los suministros de gas natural procedentes de Rusia que llegan a través de Ucrania.

En la madrugada del martes quedaron completamente cortados los suministros a Bulgaria, Turquía, Grecia y Macedonia, y horas después ocurrió lo mismo en Bosnia-Herzegovina, Serbia y Hungría, mientras que otros países, como Polonia, Rumanía, la República Checa, Eslovenia, Eslovaquia, Austria, Alemania y Francia, detectaron reducciones sustanciales de sus importaciones de gas ruso.

«Bulgaria es el país que más sufre por el conflicto entre Rusia y Ucrania», dijo Georgui Parvanov, el presidente de Bulgaria, país que depende en un 90% del gas ruso para cubrir su demanda energética.

Miles de hogares búlgaros estaban sin calefacción ya ayer tarde y la población afronta la incertidumbre de cómo pasará la noche y los próximos días con temperaturas bajo cero si Moscú y Kiev no alcanzan rápidamente un acuerdo sobre las tarifas del gas.

En Bosnia-Herzegovina estaba garantizada la calefacción gracias al uso de combustibles alternativos, pero el director de la compañía de distribución del gas BH Gas, Almir Becarevic, advirtió de que cuenta con reservas para un máximo de cinco días y que «si dura mucho esta situación, podría convertirse en catástrofe humanitaria».

El corte total pone también en aprietos a Serbia, pues «las cantidades de gas en el sistema son suficientes sólo para unas horas y tienen que ser usadas para que las instalaciones paren con seguridad», según alertó en un comunicado la compañía Srbijagas.

En el resto de los países afectados las autoridades han asegurado que pueden defenderse de momento gracias a sus propias reservas, importaciones de otros países y fuentes alternativas de energía.

En Grecia, «el consumidor no tendrá problemas», declaró el presidente de la empresa estatal griega de gas natural DEPA, Asimakis Papagiorgiu, mientras que el ministro de Economía de Macedonia, Fatmir Besimi, instó a Rusia y a Ucrania a resolver la crisis «tan pronto como sea posible porque a largo plazo Macedonia, un país de dos millones de habitantes, podría afrontar problemas».

Basimi dijo que «de momento Macedonia no sufrirá mucho porque no usa demasiado gas natural».
También parece de momento garantizada la calefacción en Austria y Francia, a pesar de que las importaciones de gas ruso cayeron un 90 y un 70 por ciento, respectivamente, así como en Polonia, Alemania y la República Checa.

La Unión Europea (UE) calificó ayer de «inaceptable» esta situación, que se produce justo cuando el Viejo Continente es azotado por la peor ola de frío vivida en las últimas dos décadas, y exigió el restablecimiento «inmediato» del suministro de gas de la rusa Gazprom a los Veintisiete.