Tres imágenes del FBI que muestran a Ahmed Khalfan Ghailani, ciudadano tanzano encarcelado en Guantánamo desde septiembre de 2006. Foto: REUTERS

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AGENCIAS-WASHINGTON/N.YORK

El Gobierno de Estados Unidos trasladó ayer a su territorio, por primera vez, a un detenido de la base de Guantánamo (Cuba), el tanzano Ahmed Khalfan Ghailani, a quien juzgará un tribunal civil de Nueva York. Con esta medida, el presidente Barack Obama desafió al Congreso, que se ha opuesto a la transferencia de prisioneros de Guantánamo a EEUU, incluso si se mantienen aquí bajo rejas.

No se hizo esperar la reacción de los republicanos. «Éste es el primer paso en el plan de los demócratas para introducir terroristas en Estados Unidos», dijo John Boehner, el líder de su partido en la Cámara de Representantes.

Al anunciar la transferencia de Ghailani, Eric Holder, el fiscal general, destacó que el departamento de Justicia tiene «un largo historial de éxito» en la detención y enjuiciamiento de terroristas en el sistema penal civil.

Ghailani, presunto ex guardaespaldas de Osama Bin Laden, es uno de los detenidos considerados de mayor valor por el Pentágono y está acusado de participar en los atentados contra las embajadas estadounidenses en Tanzania y Kenia en 1998, en los que murieron 224 personas.

El tanzano será el primer detenido de Guantánamo en ser juzgado en un tribunal ordinario, en lugar de las cortes especiales que George W. Bush creó en la base militar estadounidense en la bahía cubana.

A la hora de acudir a los tribunales civiles, el gobierno de Obama afronta el problema de que a los detenidos de Guantánamo no se les informó nunca de sus derechos y algunos de ellos fueron sometidos a técnicas de presión que en ciertos casos llegaron a la tortura.

Por otra parte, el Gobierno estadounidense está negociando el traslado de diecisiete detenidos de Guantánamo a Islas Palau, un pequeño país del Pacífico cuyo gobierno ya habría aceptado acogerlos temporalmente como parte de un «gesto humanitario».

Se trata de 17 presos musulmanes chinos de la etnia uigur que a pesar de que Washington ha reconocido que no suponen una amenaza para EEUU siguen recluidos porque ningún otro país les ha ofrecido asilo.