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AGENCIAS-LONDRES/KIRKUK/BAGDAD El ex primer ministro británico Tony Blair presionó a su sucesor en el cargo, Gordon Brown, para que la investigación sobre la guerra de Irak anunciada esta semana se llevara a cabo en secreto, a fin de evitar un espectáculo mediático.

Según publicó ayer el dominical The Observer, Blair, que implicó al Reino Unido en la guerra en 2003, trató de influir en Brown a través del ministro del Gabinete, Gus O'Donnell, por temor a que se filtrase un diálogo directo con el actual jefe del Gobierno.

El antiguo líder laborista, gran aliado del ex presidente de EEUU George W. Bush durante el conflicto, no quería prestar testimonio en público y bajo juramento sobre el uso de la información de inteligencia y sus conversaciones con Bush antes de la contienda.

Según el diario Independent On Sunday, una comparecencia pública de Blair ante la investigación habría minado su intento de convertirse en el presidente de la UE, puesto para el que necesita el apoyo de países europeos opuestos a la guerra.

Un portavoz del ex premier británico comentó que la iniciativa de abrir la pesquisa, que comenzará el próximo mes, constituye «una decisión del actual primer ministro, no del anterior».

Por otra parte, el número de muertos en el atentado suicida con camión bomba perpetrado el pasado sábado cerca de la mezquita chií de Al Rasul asciende ya a 80 personas, mientras que el número de heridos se sitúa en 211.

Ayer, otras dos personas murieron y trece resultaron heridas en la explosión de una bomba en una cafetería de un barrio chií del sur de Bagdad.
Otra persona, un civil, murió y otras tres resultaron heridas en la explosión de una bomba de carretera detonada al paso de una patrulla del Ejército iraquí en la ciudad de Mosul.

Por otra parte, un policía fue asesinado a tiros por desconocidos en esta misma ciudad.