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Los iraquíes celebraron ayer con un día festivo la retirada de las tropas de combate estadounidenses de todas las ciudades de Irak, en cumplimiento del acuerdo de seguridad firmado en diciembre pasado entre Washington y Bagdad.

«Nos enfrentamos a una nueva prueba y estoy bastante seguro de que saldremos victoriosos de ella», afirmó el primer ministro Nuri al Maliki en un discurso retransmitido por televisión, con motivo de la culminación del repliegue estadounidense de las ciudades.

Más de 120.000 efectivos del Ejército y de las fuerzas de seguridad fueron desplegados en Bagdad para evitar cualquier ataque terrorista en la nueva era que comienza.

Esto no ha evitado, que al menos 28 personas murieran y otras 60 resultaran heridas, entre ellas mujeres y niños, por la explosión de un coche-bomba en Kirkuk, 250 kilómetros al norte de Bagdad, informó una fuente policial.

Además, cuatro soldados estadounidenses han fallecido en varias acciones de combate, dijo ayer el Mando Militar norteamericano, con lo que asciende a 4.320 el número de uniformados de este país fallecidos en Irak desde la invasión de marzo de 2003.

Sin embargo, a pesar del repliegue de los centros urbanos, las tropas de EEUU podrían regresar puntualmente a las ciudades, si así lo demandan las autoridades iraquíes.