La operación llevada por el Ejército israelí en Gaza entre diciembre y enero pasados provocó más de 1.400 muertos, la mayoría civiles.

TW
0

EFE-JERUSALÉN

Una veintena de soldados israelíes que participaron en la última ofensiva en Gaza denuncian la brutalidad de la fuerza militar empleada, la no distinción entre combatientes y civiles y la ausencia total de restricciones a la hora de disparar.

La ONG israelí «Rompiendo el Silencio» difundió ayer los testimonios de 26 soldados que participaron en la operación Plomo Fundido (entre el 27 de diciembre y el 18 de enero y en la que murieron 1.400 palestinos, en su mayoría civiles), para abrir un debate sobre el comportamiento del Ejército.

«En Gaza se impuso, ante todo, que las tropas no corriesen absolutamente ningún riesgo», explica el director de ésta organización, Yehuda Shaul, un militar en la reserva.

«No había límites. Todo el que hubiese ahí era enemigo», explica Shaul, que añade que las instrucciones en muchos casos fueron: «Entrad y disparad contra todo».

Uno de los soldados que ha hecho público su testimonio de forma anónima corrobora que «las normas eran: dispara si te apetece», y añade que los mandos «repetían todo el tiempo que esto es la guerra y que en la guerra no hay restricciones para abrir fuego».

Otro militar asegura: «No había que tener ninguna consideración hacia los civiles, disparábamos a todo el que viésemos. Se nos repetía que las consideraciones humanitarias no tenían cabida: 'No dejéis que la moralidad sea un problema. Dejad las pesadillas para luego y ahora simplemente disparad».

«Las instrucciones eran claras: si tienes dudas, mata», declara otro joven militar, a quien se le instruyó que la ofensiva era «una guerrilla urbana y en una guerrilla urbana todo el mundo es tu enemigo, no hay inocentes».

Por su parte El Ejército israelí ve «difamatorio y calumnioso» el informe de la ONG israelí «Rompiendo el silencio» que le acusa de brutalidad y de no haber distinguido combatientes de civiles durante su ofensiva en Gaza de hace medio año.

En un duro comunicado, el Ejército israelí acusa a «Rompiendo el silencio» de exponer «un informe basado en testimonios anónimos y generales, sin investigar sus detalles ni su credibilidad» y de no haber tenido «la mínima decencia» de presentárselo previamente a las autoridades militares para que investigasen los incidentes.

«La decisión (...) de presentar estos testimonios genera interrogantes sobre si de veras quiere una investigación creíble y minuciosa, como es norma en el Ejército de Israel», señala la nota.