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GASPAR RUIZ-CANELA-BANGKOK Tailandia fue escenario ayer de protestas en Bangkok y en un polémico templo hindú del siglo XI, cuya propiedad le disputa a Camboya, que causaron varios heridos en enfrentamientos de los manifestantes con las fuerzas de seguridad.

Las concentraciones estaban convocadas por los partidarios y detractores del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, quien fue depuesto hace tres años por una asonada incruenta y cuyas secuelas aún marcan el panorama político del país.

Los cuerpos de seguridad y residentes de Kantharalak se enfrentaron a unos 4.000 miembros de la Alianza del Pueblo para la Democracia, anti Shinawatra, que marcharon hacia el templo de Preah Vihear a protagonizar un acto de reafirmación nacionalista.

La confrontación no contuvo el avance de la Alianza pero logró cambiar la actitud del Ejecutivo, y el primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva, ordenó entablar negociaciones con los dirigentes.

Ejército
«El Ejército actuará de acuerdo con el plan negociador del Gobierno. Estamos trabajando en ello y no nos saldremos de ese curso. Los manifestantes pueden decir cuantas veces quieran que aman al país», dijo el jefe del Ejército, el general Anupong Paojinda.

En Bangkok, el Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, la plataforma fundada por políticos afines a Shinawatra, anunciaba que al menos 50.000 personas acudirían a su llamamiento, pero el fuerte chaparrón que cayó por la tarde contribuyó a que el número final no llegase a 10.000.

Un contingente especial de 6.000 agentes policiales y soldados velaba para garantizar la seguridad y, además, desde la víspera regía en ese distrito la Ley de Seguridad Interna, que permite a las autoridades decretar el toque de queda y emplear al Ejército, entre otras medidas.

Las autoridades no deseaban que se repitiesen los incidentes de abril, en los que el Frente logró que se aplazase una cumbre internacional de jefes de Estado, al irrumpir sus seguidores en la sede, y llevó al Gobierno a declarar el estado de excepción.