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Miles de trabajadores de Opel en Alemania secundaron ayer los paros convocados por los sindicatos del sector en protesta por la decisión de General Motors de no vender su filial europea. Las movilizaciones está previsto que se extiendan hoy y el lunes próximo a otras factorías europeas, aunque la reacción a la decisión de la matriz estadounidense no ha sido homogénea.

En Alemania, donde Opel emplea a unos 25.000 trabajadores en cuatro factorías -Rüsselsheim, Eisenach, Bochum y Kaisersleutern- la decisión de GM se interpretó como una declaración de guerra. «General Motors ha perdido el valor más importante de una empresa: la credibilidad. La perdió ante la opinión pública y ante quienes hacen posible la empresa, nosotros, los trabajadores», afirmó el presidente del comité de empresa de Opel, Klaus Franz, que apostó desde un primer momento por la venta de Opel al grupo austríaco-canadiense Magna.

Ante los cerca de 10.000 trabajadores que secundaron el paro en Rüsselsheim, Franz añadió que «General Motors quiere empezar de cero. Nosotros también y eso significa que todos los sacrificios que estábamos dispuestos a hacer quedan a partir de ya fuera de toda consideración».

Putin
Mientras, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, aseguró ayer que la decisión de General Motors de cancelar los planes para la venta de Opel pone de manifiesto el «desdén» con el que las empresas estadounidenses tratan a sus socios europeos. Putin manifestó que Rusia ha aprendido lecciones en este asunto (las negociaciones sobre el futuro de Opel), pero precisó que su Gobierno sigue estando dispuesto a prestar apoyo a los proyectos que General Motors acometa en el país.

Por su parte, la secretaria general de Industria española, Teresa Santero, recordó ayer que GM tiene una «buena percepción» de su planta de Figueruelas (Zaragoza), por lo que el Gobierno piensa que sus propuestas de reestructuración serán «razonables». Pero los sindicatos no se muestran tan confiados. Desde la Federación de Industria de Comisiones Obreras se realiza un llamamiento a «contener euforias» en relación con la planta de Figueruelas, ya que aseguran que aún no se tiene ninguna garantía de que los planes de General Motors vayan a ser mejores que los de Magna.