Bajo una lluvia auspiciosa, musulmanes de todo el mundo iniciaron hoy los rituales formales de la peregrinación anual a La Meca y Medina, que este año se celebra en medio de temores sobre un posible contagio masivo de la gripe A.
Se calcula que cerca de 2,5 millones de fieles, la mayoría extranjeros, participarán en la peregrinación anual a los lugares sagrados para los musulmanes, el llamado «hach», que se centra en las localidades de La Meca y Medina.
En la primera jornada, los fieles se encaminaron al valle de Mina, cercano a La Meca, donde se irán agrupando hasta esta medianoche para entregarse a la oración y la meditación.
En el llamado «Youm el Tarueya» (Día de la Reflexión), los peregrinos acuden a este valle, situado a unos diez kilómetros de La Meca, vestidos los hombres con un traje blanco sin costuras y las mujeres con una túnica larga y un pañuelo en la cabeza.
Las imágenes mostradas por la televisión saudí en La Meca y Mina mostraban hoy una fuerte lluvia, que, según las previsiones meteorológicas, estará presente en las próximas jornadas, lo que dificultará el desplazamiento de peregrinos.
Pero, según el secretario del Ministerio del Hach, Hatem Hasan Kadi, los fieles están muy contentos con estas precipitaciones, que suelen ser muy escasas en Arabia Saudí, un país dominado por los desiertos y en el que las lluvias más fuertes caen en marzo y abril.
El agua que caía obligó a muchos fieles a cumplir con sus obligaciones protegidos con paraguas, que llevaban consigo para, paradójicamente, evitar el fuerte sol, de acuerdo con los consejos emitidos en fechas previas por las autoridades saudíes.