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Decenas de miles de egipcios dejaron ayer sus miedos en casa y acudieron a las calles de las principales ciudades del país para exigir, un día más, la salida del presidente Hosni Mubarak, en desafío a la violencia desatada por partidarios del régimen desde el miércoles. El viernes, día de la oración, llevó el recogimiento a la plaza cairota de Tahrir, donde hombres y mujeres, musulmanes y cristianos, estallaron en llanto cuando al imán que dirigía el rezo del mediodía se le quebró la voz por la emoción.

Un joven no conseguía dejar de llorar mientras un grupo de hombres trataba en vano de consolarle. Su hermano había muerto en los enfrentamientos. Los manifestantes pro democracia habían bautizado este día como el «viernes de la partida» y habían marcado la fecha en rojo, porque, decían, el 4 de febrero llegaría el triunfo final, la salida definitiva del presidente Hosni Mubarak. Ayer, los manifestantes se hicieron más numerosos y decidieron quedar, al caer la noche, mayoritariamente en la ya célebre plaza.

Militares

La realidad es que Mubarak sigue al frente del país, aunque muchos ayer en la cairota plaza Tahrir consideraban que lo logrado hasta ahora justifica su insistencia. Las férreas restricciones militares de acceso a la zona de la plaza de la Liberación y los propios manifestantes evitaron la entrada de los seguidores que defienden al dictador Mubarak.

Mientras, el 'comité de sabios' que se ha formado esta semana a propuesta de los jóvenes que han liderado las protestas contra el presidente egipcio se reunieron ayer con el vicepresidente, Omar Suleiman, y con el primer ministro, Ahmed Shafiq, a los que propusieron que el primero de ellos asuma todos los poderes hasta las presidenciales.

Aunque no hay datos concretos sobre los componentes de este 'comité', se sabe que entre sus integrantes están el Nobel de Química Ahmed Zewail y estaría también el secretario general de la Liga Arabe, Amr Musa.