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Con un anuncio de tan sólo treinta segundos terminaron ayer en Egipto los treinta años de gobierno de Hosni Mubarak, un paso al que se llegó gracias a una revolución popular que derribó a uno de los regímenes más estables de la región. El vicepresidente Omar Suleimán, cuyo papel a partir de ahora queda en el aire, fue el encargado de comunicar al país, a las 18.00 horas, que Mubarak, de 82 años, había cedido el poder a las Fuerzas Armadas.


«El presidente Mohamed Hosni Mubarak ha decidido renunciar a su cargo de presidente de la República y ha encargado al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas administrar los asuntos del país», dijo Suleimán, en el breve mensaje que leyó. La renuncia de Mubarak se produjo gracias a una revolución que estalló el 25 de enero pasado y que ha causado unos 300 muertos y miles de heridos. Aún hoy están en la cárcel algunos de los miles de detenidos encarcelados por estas protestas.

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Comunicado


El poder en Egipto está ahora en manos del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, según la voluntad de Mubarak. Ese mismo Consejo llevaba siguiendo de cerca la situación desde el jueves, que con su comunicado número 1, desató todo tipo de versiones, incluso la posibilidad de la renuncia de Mubarak, que se produjo al día siguiente. La oposición egipcia confía en que, a partir de ahora, se abra un proceso en el que participen juntos civiles y militares, que conduzca a unas elecciones limpias, en un plazo de varios meses o un año, a partir de las cuales se sienten las bases del nuevo estado.


No parece que la oposición egipcia tenga prisa para ello. Lo único que quiere, según algunos portavoces, es que se haga bien y se terminen las trampas políticas que han manchado la gestión de Mubarak y que, al final, han provocado su caída. Aún se desconocen cuáles serán los pasos formales que seguirán los militares desde hoy, cuando Egipto amanezca, por primera vez en treinta años, con un poder distinto al que ostentaba Mubarak.
El comunicado de los militares dado a conocer después de la renuncia de Mubarak anuncia que próximamente informará de las medidas que se adoptarán en el plano legal. Pero el mensaje de los militares insistió en el mismo principio que las Fuerzas Armadas han defendido desde que estalló la crisis: «No hay alternativa para la legitimidad del pueblo».