Según fuentes de los rebeldes, Misrata, asediada durante dos meses por las fuerzas gubernamentales, fue bombardeada en la noche del sábado y en las primeras horas de ayer por misiles Grad y obuses de carro de combate.
Las mismas fuentes señalaron que las calles de la ciudad fueron el escenario de combates con ametralladoras entre los rebeldes y las fuerzas gadafistas, especialmente en la proximidad de un hospital y alrededor de una de las escuelas, antes de que reine una calma precaria.
Fuentes médicas citadas por Al Yazira afirmaron que el sábado al menos 28 personas perdieron la vida y otro centenar resultaron heridas y aclararon que se trata del peor balance registrado en una jornada en Misrata desde el comienzo de los disturbios.
Un portavoz de los jóvenes por la revolución del 17 de febrero, precisó a la misma cadena, que entre los muertos en esta ciudad figuran al menos 15 miembros de las tropas revolucionarias, y otros 31 con heridas de diversa consideración.
El gobierno libio, por medio del viceministro de Asuntos Extranjeros, Khaled Kaim, anunció hace dos días que las tropas regulares se retiraban de Misrata y dejaban el terreno a las tribus locales para que arreglaran el conflicto «por el diálogo en principio y sino por la fuerza si fuera necesario».
Sin embargo, los revolucionarios consideran que el movimiento de las autoridades de Trípoli constituye una maniobra y un portavoz explicó a Al Yazira que las tropas de Gadafi, que efectivamente se habían retirado, intentaban reagruparse tras «los reveses sufridos en las calles de Misrata».
Las sospechas de los revolucionarios no tardaron en confirmarse, cuando el mismo portavoz indicó que solo han suspendido temporalmente sus acciones militares.
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