Los embajadores de los países aliados acordaron de forma preliminar concluir las operaciones ese día, y «tomaremos la decisión definitiva a comienzos de la próxima semana» después de mantener consultas con la ONU y el CNT, dijo Rasmussen en una rueda de prensa.
Hasta finales de mes, la Alianza Atlántica reducirá progresivamente las capacidades de su misión, si bien seguirá controlando la situación y con medios «para responder a las amenazas a los civiles si fuera necesario», añadió.
El anuncio se produjo después de una disputada reunión (solo un día después de la muerte del dictador libio Muamar el Gadafi) y en la que las diferencias entre los aliados hicieron que el acuerdo llegara cuatro horas más tarde de lo previsto.
Rasmussen
El comandante supremo de la OTAN en Europa, el general estadounidense James Stavridis, había anunciado antes del inicio de la reunión que iba a proponer a los países de la Alianza el fin de la misión militar en Libia.
Sin embargo, en la reunión hubo distintas posturas entre los aliados: desde los que apoyaban concluir ya la misión hasta los que pedían continuar un tiempo más hasta que la situación en Libia se haya estabilizado.
Rasmussen restó importancia a estas diferencias y recalcó que las decisiones de la OTAN se toman por consenso entre todos sus miembros.
El secretario general recalcó que el ataque de dos aviones de la OTAN ayer contra el convoy en el que viajaba Gadafi cerca de la ciudad de Sirte, y que propició su muerte y captura, fue «una operación legítima» dentro del mandato que la ONU dio a la organización. Si bien fuentes de la Alianza aseguraron desconocer que el ex líder libio viajara en el convoy que sus aviones bombardearon cuando huía de la ciudad de Sirte.
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