Chirac, jefe del Estado francés entre 1995 y 2007, fue condenado por un caso que se remonta a principios de los años noventa, sobre 19 de los 28 empleos ficticios que se crearon con intereses electorales en el Ayuntamiento de París, del que era alcalde.
El tribunal, que dictó sentencia casi tres meses después de que la Fiscalía solicitase la absolución del ex presidente y de los otros nueve imputados, consideró que las personas que ocupaban esos empleos remunerados con dinero público trabajaban en realidad para el partido de Chirac, el conservador RPR.
El expresidente no compareció ante el tribunal en el juicio que se desarrolló entre el 5 y el 23 de septiembre pasado, pues acreditó problemas neurológicos «severos» e «irreversibles», pero, a través de sus abogados, declaró que no había cometido «ninguna falta, ni penal ni moral».
Sin embargo, el tribunal estimó que «Chirac violó el deber de la honestidad que pesa sobre los responsables de la gestión de fondos o bienes públicos a su cargo, contra el interés general de los parisinos», malversando 1,4 millones de euros.
Sin fuerzas para apelar
Chirac aseguró ayer que no apelará la sentencia, pese a que la considera «injusta», porque no se siente con fuerzas para afrontar un nuevo proceso.
Las reacciones no se hicieron esperar. El presidente galo, Nicolas Sarkozy, aseguró que Chirac «conservará toda la estima de los franceses», ganada gracias «a su compromiso al servicio de Francia».
Su rival en los próximos comicios, el socialista François Hollande, también destacó el lado humano de Chirac, pero mostró su satisfacción por la actuación judicial.
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Com sovint, Frància crea tendència i moda, també amb la contractació dels militants pel ajuntament de Paris, de la qual cosa serà hereua UM i sense dubte d'altres.