La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, durante su conferencia de ayer en Berlín. | THOMAS PETER

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La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, abogó ayer por «aumentar» los «cortafuegos» -los fondos de rescate europeos- para que países como España e Italia no se vean arrastrados a una crisis de liquidez.

En una conferencia en Berlín, Lagarde aseguró que unos «cortafuegos más grandes» son imprescindibles en la Unión Europea (UE) para evitar el contagio de más economías con problemas de endeudamiento.

«Creemos que son necesarios cortafuegos más fuertes. Sin ellos, países como Italia y España, que son fundamentalmente capaces de pagar su deuda, podrían incurrir en un problema de falta de liquidez y solvencia por culpa de una situación anormal en los mercados», aseguró.

Indicó que basta con incrementar la capacidad financiera de «los cortafuegos» de una forma «creíble» y «operativa» pero subrayó que no es necesario «doblarlos».

Se mostró a favor de transferir los recursos no utilizados del temporal Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF) al permanente Mecanismo Europeo de Estabilización (MEDE) cuando este comience a funcionar a mediados de 2012.

Merkel cede

La canciller alemana, Angela Merkel, es la principal detractora de esta propuesta de transferir los recursos no utilizados pero ayer, en una comparecencia separada, accedió a acelerar y aumentar las contribuciones alemanas al MEDE. Lagarde argumentó que el Banco Central Europeo (BCE) debe jugar un papel esencial en el aporte de liquidez para frenar el «círculo vicioso» de bancos dañando las finanzas estatales y éstas, a continuación, lastrando las cuentas de las instituciones financieras.

A su juicio, la UE debe, de forma simultánea al refuerzo de los cortafuegos, promover el crecimiento y profundizar la integración fiscal para resolver la crisis. Sobre el fomento del crecimiento, Lagarde señaló que aprovechando la tendencia bajista de la inflación se puede actuar de una forma más «determinante» en política monetaria.