Un viajero descansa en una habitación de la zona de tránsito del aeropuerto moscovita de Sheremétievo. | Reuters

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El exanalista de la CIA Edward Snowden, que llegó de incógnito hace ayer un mes al aeropuerto moscovita de Sheremétievo, cuenta los días para recuperar su libertad en Rusia, donde le esperan ofertas de matrimonio, trabajo y casa.

Sin quererlo ni beberlo y aunque sea de manera provisional, Rusia se perfila como el nuevo hogar del hombre más buscado por la Justicia norteamericana por revelar una trama de espionaje masivo de los servicios secretos estadounidenses, que solicitó la pasada semana asilo temporal a las autoridades migratorias locales.

Snowden está ya sólo a la espera de que el Servicio Federal de Migración (SFM) acuse recibo de su solicitud de asilo, tras lo que podrá abandonar la zona de tránsito del aeropuerto y desplazarse libremente por el país.

A la vista de las más recientes declaraciones de la Fiscalía y el Ministerio del Interior, Rusia acogerá con casi toda seguridad al fugitivo norteamericano y no lo extraditará en ningún caso a Estados Unidos, que lo reclama por espionaje.

«EEUU se niega de manera sistemática a extraditar a Rusia a individuos para su procesamiento penal, incluidos aquellos que son acusados de cometer graves crímenes. Se han negado a entregarnos a asesinos, bandidos y corruptos», dijo Serguéi Gorlenko, jefe del departamento de extradición de la Fiscalía General de Rusia.

Por su parte, Interior acusa a EEUU de doble rasero al demandar la entrega de Snowden, ya que ha rechazado extraditar a una veintena de sospechosos durante la última década -entre ellos, el guerrillero chechén Ilias Ajmádov-, aduciendo la ausencia de un convenio bilateral.

En cambio, Moscú mantiene que Washington siempre se ha negado a suscribir un acuerdo de extradición, según Gorlenko.

Sea como sea, Estados Unidos no renuncia a que Snowden retorne al redil y el Departamento de Estado volvió a llamar esta semana a Rusia a «actuar correctamente».