BRA128. RÍO DE JANEIRO (BRASIL), 25/07/2013.- El papa Francisco bendice a un niño hoy, jueves 25 de julio de 2013, durante su visita a la favela Varginha en Río de Janeiro (Brasil). El pontífice visitó hoy una favela, donde dijo que "nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades que existen en el mundo". Además, en su visita el complejo de favelas de Manguinhos, en la zona norte de Río de Janeiro, donde viven unas 2.000 personas en casas hechas con cartón y materiales de derribo, pidió a los pod | Antonio Lacerda

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El papa Francisco visitó ayer una favela de Río de Janeiro, que hasta hace poco estaba controlada por bandas de narcotraficantes, y ante sus habitantes dijo que nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades sociales y exhortó a los jóvenes a luchar contra la corrupción y la injusticia.

En medio de fuertes medidas de seguridad, con policías con armas de precisión, helicópteros sobrevolando la zona y más agentes por las calles de la favela, Francisco visitó Varginha, en el complejo de Manguinhos, en la zona norte, lugar hasta finales del pasado año controlado por bandas de narcotraficantes y ahora una zona recuperada para la ciudad.

El Papa, que llegó en un pequeño automóvil cubierto, que después cambió por el papamóvil, fue acogido con júbilo por los 2.500 habitantes de la favela, que viven en su mayoría en casas construidas con materiales de derribo y cartón, que para la ocasión limpiaron y adornaron las calles.

Sin descanso

Nada más llegar, colocaron al Papa un collar de flores de papel multicolores. Francisco, siempre sonriendo, saludó y besó a niños, y se dirigió a la pequeña iglesia levantada en la favela, donde bendijo el altar mayor y regaló un cáliz.

Después caminó por varias calles bajo la lluvia y seguido por cientos de personas y entró en una casa, de cuatro metros por cuatro, donde viven 20 personas, con los que conversó durante unos 15 minutos.

El Papa tomó en brazos a los niños y todos rezaron el Padrenuestro y el Ave María, contó el portavoz vaticano, Federico Lombardi, que señaló que el clima era de gran emoción.

Después se reunió con los vecinos en el campo de fútbol. Un matrimonio joven le contó la historia de la favela y que en ella viven personas marginadas y desfavorecidas procedentes de zonas pobres de Brasil que llegaron a Río buscando un futuro mejor.

Francisco les dijo que no veía la hora de visitar la favela y tras señalar lo que le hubiera gustado llegar diciendo «buenos días» y pedir un «cafezinho, pronunció un discurso de marcado carácter social.