Italia pide a la UE más solidaridad para afrontar la llegada masiva de refugiados, procedentes del norte de África y de otros lugares como Somalia y Eritrea, de donde eran los cerca de 500 inmigrantes indocumentados que el jueves naufragaron frente a las costas de la isla de italiana de Lampedusa.
La tragedia ha suscitado numerosas críticas hacia la política europea de inmigración y también contra Italia, con una legislación que desde 2002 considera culpables de un delito de complicidad a quienes introduzcan en el país a inmigrantes indocumentados, incluyendo a los que participen en tareas de ayuda a los barcos en los que viajan.
Prevención
De la discusión que los ministros de Interior tendrán en Luxemburgo no se espera la adopción de ninguna medida concreta, sino un llamamiento para prevenir futuras tragedias haciendo uso de instrumentos como Frontex o Eurosur para la vigilancia de fronteras, indicaron fuentes diplomáticas europeas.
Francia, a través de su primer ministro, Jean-Marc Ayrault, ya ha propuesto a la UE celebrar una reunión «rápidamente» para tratar la cuestión de la gestión de sus fronteras marítimas.
El viceprimer ministro de Bélgica y titular de Exteriores, Didier Reynders, ha subrayado que se necesita «una política europea de inmigración global, solidaria y equilibrada», pues el control de las fronteras exteriores «es solo uno de los elementos de esa política».
Reynders dijo que la UE debería «prevenir que esos dramas se repitan con una lucha más firme contra de las redes criminales que explotan la desesperación de los migrantes» y con programas que mejoren sus condiciones de vida en las regiones de origen.
Mientras tanto, el primer ministro italiano, Enrico Letta, dijo ayer que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, visitará el próximo miércoles la isla de Lampedusa.
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