El fundador y director ejecutivo de Facebook Mark Zuckerberg. | MICHAEL REYNOLDS - STF - EFE - E

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Hace diez años los universitarios de Harvard asistieron al nacimiento de thefacebook.com, hoy la mayor red social del mundo, una plataforma forjada a golpe de ensayo-error, en continuo movimiento y bajo el empeño inquebrantable de Mark Zuckerberg.

3.653 días después, y con 1.230 millones de usuarios a bordo, Facebook ha iniciado un viraje sin retorno hacia el móvil, se ha embarcado en aventuras con final infeliz, ha incorporado a nuevas tripulaciones -la más sonada, Instagram- y no ha dejado de surcar nuevos mares para dar con la tecla que le permita no sucumbir al naufragio de los veloces tiempos tecnológicos.

«Ha sido un viaje increíble y estoy agradecido de formar parte de él. Es raro ser capaz de llegar a la vida de tantas personas (...) En los primeros 10 años se trató de poner en marcha esta red. Ahora tenemos los recursos para ayudar a la gente de todo el mundo a solucionar problemas más grandes e importantes», ha explicado hoy en una carta el fundador de la red social, Mark Zuckerberg.

Éxitos y fracasos

El consejero delegado defiende un discurso lleno de grandes propósitos: conectar al mundo, llevar internet a toda la población y crear un «hardware» libre y energéticamente sostenible.

Los números -7.872 millones de dólares (unos 5.800 millones de euros) ingresados en 2013 de los que 1.500 millones (1.110 millones de euros) fueron beneficios- le allanan el camino para experimentar.

Si algo ha caracterizado a Facebook, ha sido la experimentación, el movimiento, si bien éste no siempre ha terminado con resultados favorables.

Entre los sonados fracasos, Places -una suerte de Foursquare-, su personalización de Android «Home», el gráfico social y su aplicación móvil en HTML5. Por el camino, decenas de pruebas que no llegaron a ninguna parte y el cambio de política de privacidad.

Además, ha tenido que hacer frente a escándalos como el contencioso por la autoría de Facebook, que enfrentó a Zuckerberg con los hermanos Winklevoss, o el impacto del espionaje de la NSA.

Identidad real

Desde un primer momento, Facebook se cimentó sobre la identidad real de los usuarios, algo que no gusta a todo el mundo y que ha jugado a favor de otros servicios donde se permite el anonimato, como Twitter o Snapchat, que intentó comprar por 3.000 millones de dólares (2.220 millones de euros).

Sin embargo, el consejero delegado de la red social reconocía hace unos días a Business Week que quizá el peso de la identidad real puede llegar a convertirse en una «carga». Paradigma de que todo es dúctil y maleable en Facebook.

Mientras se trabaja una y otra vez sobre el muro de noticias y la integración de la publicidad, la joya de su corona, con especial énfasis en los dispositivos móviles, Facebook no pierde de vista tres proyectos complementarios: Facebook Creative Labs, Internet.org y Open Compute Project.

El primero, Facebook Creative Labs, busca elaborar aplicaciones móviles subsidiarias a Facebook.

Ayer se lanzó en Estados Unidos la primera, Paper, una especie de agregador de noticias parecido a Flipboard, pero que se nutre de los contenidos de los contactos de la red social y de un equipo editorial propio.

En Internet.org, Facebook se ha aliado con tecnológicas como Qualcomm, Nokia, Ericsson y Samsung para que la red sea accesible y asequible para los 5.000 millones de personas que aún no la utilizan.

Y Open Compute Project es un proyecto de «hardware» libre para disminuir el coste y la huella energética de servidores y otro tipo de máquinas. Zuckerberg no se pierde ni una.

Cábalas sobre su futuro

En una década, y a pesar de los tropiezos, Facebook ha alcanzado una audiencia de 1.230 millones de usuarios -18,3 millones en España, según Comscore- y se ha convertido en una de las compañías tecnológicas más importantes del mundo.

En ese tiempo ha sido protagonista de una película, «La red social», y un estudio de Princeton ha pronosticado su pronta desaparición, mientras que Time ha creado un servicio para detectar cuánto tiempo vital han «malgastado» sus usuarios en ella.

Algunos no llegan tan lejos, pero sí destacan que los adolescentes se han aburrido de esta plataforma. Facebook responde a cada una de estas alegaciones con cifras optimistas.

La red social despierta filias y fobias, tanto como que no pertenecer a ella se llega a convertir en una declaración vital.

«Mientras algunos se preguntaban si conectar el mundo era realmente importante, nosotros construíamos. Mientras otros dudaban de si sería sostenible, vosotros estabais estableciendo conexiones duraderas. Simplemente, nos preocupamos de conectar al mundo más que cualquier otro», ha argumentado el directivo.

Y ha prometido que los próximos diez años serán más interesantes para Facebook. Sólo los usuarios, y por ende las cifras, le darán la razón.