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Apenas una semana después de la caída del régimen de Víktor Yanukóvich en Ucrania tras una revuelta opositora, el presidente ruso, Vladímir Putin fue autorizado a enviar tropas a Crimea para estabilizar la situación en esa autonomía ucraniana poblada mayoritariamente por rusófonos y base de la Flota rusa del mar Negro.

Poco después de recibir una petición de ayuda del Gobierno prorruso de Crimea, nombrado hace tres días por el Parlamento local, Putin solicitó a la Cámara alta autorización para «el empleo de tropas» y, en una reunión convocada de urgencia, el Senado dio la «luz verde» por unanimidad a la solicitud del jefe del Estado, un trámite exigido por la Constitución nacional.

«Debido a la extraordinaria situación en Ucrania, la amenaza a la vida de los ciudadanos de la Federación de Rusia (...), al contingente de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia acuarteladas en Ucrania (...) solicito al Consejo de la Federación (Senado) el empleo de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia en territorio de Ucrania hasta la normalización sociopolítica en ese país», indicó Putin en su petición.

En medio de la creciente tensión, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, avanzó después que el presidente aún no ha tomado la decisión y que lo hará dependiendo de la evolución de los acontecimientos.

La cantidad de soldados que integrarán el contingente adicional que debe sumarse a las tropas de la Flota del mar Negro destacadas en Crimea deberá determinarla también el propio Putin.

Los legisladores justificaron la decisión atacando al nuevo Gobierno de Kiev, que de acuerdo a la posición oficial de Moscú es resultado de una insurrección armada y rehén de fuerzas extremistas y nacionalistas.

«Los guerrilleros del Maidán que actuaron en Kiev y en otras ciudades fueron entrenados en Lituania y Polonia. Ahora quieren extender su influencia a las regiones occidentales de Ucrania y a Crimea», aseguró el vicepresidente del Senado, Yuri Vorobiov, antes de proceder a la votación.

El senador Víktor Bushmin afirmó, además, que desde el inicio de las multitudinarias protestas en Ucrania hace mas de tres meses -por el rechazo del entonces Gobierno a firmar un Acuerdo de Asociación con la UE- más de 140.000 ucranianos han cruzado la frontera hacia Rusia.

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«En la región (rusa) de Rostov ya hemos comenzado a preparar albergues para refugiados», aseguró.

Los senadores también acordaron pedir a Putin que se retire al embajador en Washington al considerar que el presidente de EEUU, Barack Obama, traspasó la línea roja de sus amenazas a Rusia al advertir ayer de que habrá «costes» para Rusia si invade Crimea.

La autorización para recurrir a las tropas en esa estratégica península a orillas del mar Negro es el colofón a la escalada de tensión entre Rusia y el nuevo poder en Ucrania en su escasa semana de vida.

Moscú comenzó hoy a entregar pasaportes rusos en Simferópol, la capital crimeana, a los integrantes de las fuerzas antidisturbios Berkut de esta república autónoma, y el consulado general ruso allí ha dejado entrever que podría ampliar la medida a los ciudadanos rusohablantes en general.

Mientras en las regiones orientales de Ucrania decenas de miles de personas salieron hoy a las calles para repudiar al nuevo Ejecutivo ucraniano, el Gobierno de Kiev denunció que la invasión de Ucrania ya está en marcha, con la toma masiva de objetivos estratégicos en Crimea por militares rusos.

Moscú ha negado hasta ahora que los militares no identificados que han tratado de ocupar, en algunos casos con éxito, objetivos en Crimea -como el aeropuerto de Simferópol, un puesto de la Guardia de Fronteras en Sebastópol y una base antimisiles de las Fuerzas Aéreas de Ucrania- pertenezcan a su flota.

Aunque sí informó a Ucrania sobre las movilizaciones de carros blindados pertenecientes a la Flota del mar Negro que tiene su base en Sebastópol merced a un tratado bilateral que expira en 2042, movilizaciones que considera acordes con los acuerdos vigentes.

En Crimea viven más de dos millones de personas, de ellas casi un 60 por ciento rusos, un 25 por ciento ucranianos y un 12 por ciento tártaros favorables al poder ucraniano.