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El presidente interino de Ucrania, Oleksander Turchinov, advirtió ayer a las regiones orientales controladas por un levantamiento a favor de Rusia que se expondrían a una catástrofe si votaban ‘sí’ en el referéndum separatista previsto para hoy.

Turchinov, quien considera que la votación en las regiones de habla rusa de Donetsk y Luhansk son ilegales, llamó a la población a aceptar una «mesa redonda» de conversaciones sobre una mayor autonomía. No obstante, en una referencia a los combatientes que han capturado edificios gubernamentales y policiales, dijo que no se incluiría a «terroristas».

La votación, organizada sin un claro control de la autenticidad de las papeletas o las listas de votantes, podría tener graves consecuencias para Ucrania y las relaciones entre Moscú y Occidente. También arriesga a convertir enfrentamientos aislados en una guerra civil.

Destrucción

«(La secesión desde Ucrania) sería un paso al abismo para esas regiones», dijo Turchinov en su página web. «Quienes buscan autogobernarse no entienden que esto significaría la completa destrucción de la economía, programas sociales y vida en general de la mayoría de la población en esas regiones», agregó.

La atmósfera en las grandes ciudades de la región era tensa, aunque no se informó de enfrentamientos durante la jornada. En la ciudad portuaria de Mariupol, donde entre siete y 20 personas murieron en combates intensos el viernes, los rebeldes bloqueaban las calles con barricadas de neumáticos, contenedores de basura y sillas. No había señales de fuerzas ucranianas.

En lSlaviansk, el reducto separatista más fuertemente defendido, las calles tenían barricadas de neumáticos, muebles, coches y trozos de metal. En Donetsk, los prorrusos liberaron a varios miembros de la Cruz Roja a los que tuvieron retenidos durante siete horas y propinado una paliza a uno de ellos, dijo un funcionario de la Cruz Roja en Kiev.