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La policía austríaca estimó este sábado que unos 10.000 refugiados de Oriente Medio llegarán en las próximas horas a Austria procedentes de Hungría.

Así lo dijo a Efe Hans Peter Doskozil, jefe de la policía del estado federado de Burgenland, fronterizo con Hungría, donde desde primera hora de la madrugada ya han llegado unas 3.000 personas a bordo de autobuses especiales enviados por el Gobierno húngaro.

A las 08.50 hora local (06.50 GMT) se espera en Viena la llegada de un primer tren procedente de Nickelsdorf, en la frontera austro-húngara, desde donde los refugiados se podrán trasladar a otros países europeos, sobre todo a Alemania.

Un segundo tren salió a las 08.40 hora local (06.40 GMT) desde Nickelsdorf, con unos 400 refugiados a bordo y destino a la estación oeste de Viena (Westbahnhof), como pudo constatar Efe.

Según explicó Doskozil en misma estación, la policía austríaca fue advertida a las 23.00 hora local de este viernes (21.00 GMT) por sus colegas húngaros de la llegada de los autobuses con refugiados de Oriente Medio.

Sin embargo, el jefe regional de policía no dejo de entrever críticas contra las autoridades ante la falta de cooperación.

«Una buena cooperación policial entre dos países es otra cosa», dijo Doskozil, al explicar que dispone de información sobre unos 120 autobuses que se encuentran en la autopista húngara M1 de camino a la frontera.

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Este sábado, desde las 03.00 hora local (01.00 GMT), van llegando estos transportes hasta la frontera, que los refugiados cruzan a pie para ser recibidas por las autoridades austríacas.

La Cruza Roja local se ha instalado en el lugar con capacidad para atender a unas 5.000 personas, explicó a Efe Walter Grashofer, unos de los coordinadores del esfuerzo humanitario.

Los refugiados, en su mayoría hombres jóvenes, reciben agua, té caliente, mantas para taparse, pan y chocolate.

Además, los equipos de la Cruz Roja atienden a muchos refugiados que sufren de resfriados, dolores en los pies, ampollas y otras dolencias, como diabetes, explicó Grashofer.

Mientras, muchos refugiados, aunque visiblemente cansados, se muestran en su mayoría felices por haber llegado hasta Austria.

Asam, un joven sirio, explicó a Efe que en Hungría la policía lo maltrató, a pesar de tener un billete de tren de Budapest a Múnich.

«Quiero ir hasta Noruega, ya que mi hermana vive allí. El viaje ha sido muy largo, un mes, en Serbia nos trataron bien, pero Hungría fue terrible», aseguró el joven en inglés.

Ante la escalada de la crisis migratoria en Hungría, con miles de refugiados varados en varios puntos del país, los gobiernos de Alemania y Austria accedieron anoche a recibir a estas personas.