Pyongyang anunció el miércoles la prueba de una bomba de hidrógeno, su cuarto ensayo nuclear desde 2006, en una acción que irritó a China -su principal aliado- y a Estados Unidos, quien puso en duda que el artefacto probado fuera una bomba-H.
En una muestra de fuerza y apoyo a sus aliados en la zona, Estados Unidos envió el domingo un B-52 con capacidad nuclear desde Guam para sobrevolar Corea del Sur.
El diario norcoreano Rodong Sinmun, portavoz del gobernante Partido de los Trabajadores, acusó a Washington de llevar la situación al borde la guerra.
Los medios surcoreanos afirmaron que Estados Unidos podría enviar al país bombarderos B-2, submarinos nucleares y cazas «invisibles» F-22.
«Estados Unidos y Corea del Sur están reuniéndose de forma continua y estrecha sobre un despliegue adicional de activos estratégicos», comentó Kim Min-seok, portavoz del Ministerio de Defensa surcoreano, quien declinó comentar las informaciones.
China pidió a ambas partes que eviten una escalada de la tensión en la zona.
«Salvaguardar la paz y la estabilidad en el noreste de Asia es bueno para los intereses de todas las partes», indicó Hong Lei, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, al ser preguntado sobre el vuelo del B-52. «Ojalá las partes puedan mantener el control, proceder de forma cauta y evitar una escalada sucesiva de las tensiones», agregó.
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