Visiblemente emocionado, Magnier ha recordado que ya es la tercera ocasión en los últimos meses que acude a las puertas del Consolat de Mar para recordar a las víctimas de un atentado terrorista como el de anoche en Niza, que al menos ha costado la vida a 84 personas.
Magnier ha querido dejar claro a estos «fanáticos que no van a conseguir nada», que los franceses continuarán viviendo con «normalidad» y que «nuestros hijos seguirán disfrutando de los valores de la República de Francia».
«Seguiremos viajando, yendo a los aeropuertos, seguiremos quedando con nuestros amigos en los restaurantes y asumiremos los riesgos que hagan falta, porque es nuestra civilización y nuestros valores occidentales los que están en tela de juicio», ha afirmado.
El cónsul ha lamentado que hay «muchas familias destrozadas» en Francia y ha querido agradecer la solidaridad «una vez más» del «pueblo español», así como del Govern balear, el Consell de Mallorca, el Ajuntament de Palma y otras instituciones públicas.
«El pueblo español, un pueblo hermano, ha estado junto a Francia en unos momentos muy difíciles», ha querido destacar.
Magnier ha reconocido que hay que un «verdadero problema de fondo» que hay que estudiar como es la radicalización de los jóvenes franceses que se convierten en terroristas.
«El mundo musulmán -ha subrayado- no es un mundo de guerra y estos pocos que quieren enfrentarnos unos con otros no lo van a conseguir; mientras tanto seguiremos viviendo y sonriendo».
Finalmente, el cónsul ha lanzado un mensaje de tranquilidad a los ciudadanos franceses que viven en Baleares, aunque «estas cosas son difícilmente evitables» y, de hecho, «ayer toda Francia estaba de fiesta».
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