A la entrada del Café Broglie de Estrasburgo, un hombre se aproximó por la espalda del político franco-español y le gritó «¡49.3, no olvidamos, no perdonamos!» mientras le echaba harina de un saco.
La exclamación se refería al articulo 49.3 de la Constitución francesa, que permite al primer ministro aprobar leyes sin debate parlamentario.
Valls, que no resultó herido, usó este resorte legal en sus dos años y ocho meses como jefe de Gobierno (abril de 2014-diciembre de 2016), como sucedió en el verano de 2016 para allanar la aprobación de la controvertida reforma laboral.
«Algunos gramos de harina, pero kilos de sonrisas», reaccionó con humor en las redes sociales Valls, quien había confiado antes a los periodistas, también con humor, que apreciaba el detalle de que le hubiesen rociado con harina «sin gluten».
El hombre, cuya identidad no ha sido revelada y una edad en torno a los 30 años, fue inmediatamente arrestado.
No es la primera vez que echan harina a un político francés, pues durante la campaña electoral de 2012 el hoy presidente del país, el también socialista François Hollande, fue alcanzado en el rostro cuando pronunciaba un discurso en Versalles (afueras de París).
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