La petición de Maduro ha venido después de una prohibición de su Gobierno de «las reuniones y manifestaciones publicas, concentraciones de personas y cualquier otro acto similar que puedan perturbar o afectar el normal desarrollo del proceso electoral».
La oposición no ha rechazado ni aceptado el llamamiento de Maduro, pero sí le ha retado en la calle asegurando que, pese a cualquier prohibición, concretará la gran marcha convocada para el viernes contra la Constituyente.
La alianza de opositores Mesa de la Unidad Democrática (MUD) había llamado a todos los venezolanos a acudir a la capital el viernes para lo que bautizó como «la toma de Caracas», y redobla ahora su apuesta por esta actividad de protesta refiriéndose a ella como la «toma de Venezuela».
La protesta es la última y una de las mayores manifestaciones anunciadas por la MUD hasta el momento para intentar detener la Constituyente, un proceso que debe culminar con la elaboración de una nueva Carta Magna y es visto por la oposición como un intento de «consolidar la dictadura» por parte del chavismo gobernante.
Representantes de la MUD han pedido a sus partidarios atrancar desde este viernes las avenidas y las calles de todo el país, en una acción de protesta que continuará el sábado, e incluso el domingo, el día de la elección.
Los opositores esperan que Maduro reconsidere la celebración de las elecciones del domingo tras estas medidas de presión, y han adelantado que podría emprender acciones con el objetivo de impedir la votación.
Hasta el momento, tras 118 días de protestas Maduro le ha pedido a la oposición «que abandone el camino insurrecional, que vuelva a la Constitución» y que instale junto a él en «las próximas horas antes de la elección e instalación de la ANC una mesa de diálogo, acuerdo nacional y reconciliación de la patria».
«Porque si no fuera así, yo le entregaría a la Constituyente todo el poder de convocar de manera obligatoria un diálogo nacional de paz con una ley constitucional», agregó Maduro ante miles de seguidores, durante el acto de cierre de campaña para el 30 de julio en el centro de Caracas.
Maduro planteó esta «mesa nacional de entendimiento para hablar de los grandes temas del país» en el último día del paro general de 48 horas con que la oposición pretende presionarle para que retire la Constituyente.
El mandatario chavista ha recriminado repetidamente a la oposición supuestos actos «terroristas» durante las protestas convocadas por la oposición a su Gobierno y la Constituyente, unas manifestaciones que han desembocado a menudo en disturbios y choques con las fuerzas del orden, y en las que han muerto 105 personas.
Dos de esas muerte se registraron este jueves en medio de la huelga general de 48 horas convocada también por los opositores y que incluyó el corte de vías, que, según sus propios datos, fue acatada en un 90 %.
La primera muerte, la de un joven de 16 años que fue herido ayer de un disparo en la cabeza durante una protesta en el sector de El Paraíso, en el oeste de Caracas, y la segunda la de un hombre que recibió un disparo en la espalda en el estado Carabobo, según la Fiscalía.
La gran protesta de los opositores coincidirá con el periodo de reflexión de los venezolanos que acudirán a las urnas el domingo en medio de un gran despliegue de seguridad de las autoridades para garantizar la participación.
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