Sebastian Piñera, tras el triunfo. | IVAN ALVARADO

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El candidato derechista a la presidencia de Chile, Sebastián Piñera, se proclamó ganador de la segunda vuelta de la elección, celebrada este domingo, tras obtener una amplia e inesperada ventaja sobre su rival, el senador Alejandro Guillier, abanderado de la centro izquierda.

El representante de la coalición Chile Vamos aventajó por más nueve puntos al abanderado del oficialismo y se convirtió en el mandatario más votado en Chile desde la elección de 1993, que ganó el democristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000).

De este modo, Piñera, que ya gobernó el país entre 2010 y 2014, será el presidente de Chile en el período 2018-2022, sucediendo por segunda vez a Michelle Bachelet.

Piñera necesitó del balotaje para alcanzar la victoria, después de que el pasado 19 de noviembre, reuniera un 36,6 % de los votos, frente a un 22,6 % de Guillier.

A pesar de esta diferencia, las escasas encuestas difundidas en estas cuatro semanas daban un empate técnico entre ambos candidatos, y anunciaban una segunda votación muy cerrada y estrecha, cosa que que finalmente no sucedió.

«Recibimos este triunfo magnífico con humildad, pero también con esperanza», dijo Piñera a los miles de simpatizantes que se dieron cita a las afueras del hotel donde estaba instalado su cuartel electoral y que gritaban «¡Chile se salvó!"

«¡Viva la diferencia, viva el pluralismo de ideas! Pero nunca esas diferencias deben convertirnos en enemigos, porque cada vez que los chilenos nos hemos enfrentado y convertido en enemigos, hemos consumado nuestras más grandes derrotas», advirtió el presidente electo.

En un discurso repleto de llamamientos al diálogo, el político y empresario afirmó que «cuando los chilenos se han unido, es cuando han conquistado sus más hermosos triunfos».

«Unidos recuperamos nuestra democracia en forma ejemplar, unidos reconstruimos nuestro país tras el devastador terremoto del 27 de febrero (de 2010), unidos y contra todos los pronósticos encontramos y rescatamos sanos y salvos a nuestros 33 mineros».

«Y unidos vamos a transformar a Chile en un país desarrollado, sin pobreza y con oportunidades para todos», agregó.

En el lado opuesto, Alejandro Guillier llamaba mientras tanto a trabajar «por la unidad del progresismo, la renovación y la construcción de nuevos liderazgos».

Frente a varios cientos de seguidores que le aplaudían a rabiar, Guillier reconoció su fracaso e invitó a las fuerzas progresistas a reflexionar sobre esta «dura derrota».

El representante de la coalición Fuerza de la Mayoría admitió que este domingo la centroizquierda sufrió un fracaso electoral, pero no una derrota política.

Además, Guillier hizo un guiño a los parlamentarios del izquierdista Frente Amplio, que ganó terreno en las elecciones legislativas del 19 de noviembre y se posicionó como la tercera fuerza política.

Con independencia del triunfo de Piñera, el panorama político de Chile cambió radicalmente hace cuatro semanas, ya que la reforma electoral propició el final del sistema binominal y la conformación de un Parlamento más plural.

Y esa necesidad de acuerdos quedó plasmada en un gesto lleno de simbolismo cuando el candidato ganador y el perdedor, que en los últimos días de campaña protagonizaron un áspero enfrentamiento, comparecieron juntos en público y se comprometieron a trabajar unidos por el bien del país.

«Chile necesita acuerdos más que enfrentamientos», proclamó Piñera al anunciar su intención de «conversar con tranquilidad» más adelante con quien fue su rival en estos comicios.

«Hubo un ganador neto, claro, categórico y por tanto vengo a manifestarle mi saludo», señaló por su parte el candidato oficialista, quien anunció que desde su puesto de senador ejercerá una «oposición constructiva».

No fue éste el único encuentro entre dos rivales políticos.

Pocos minutos antes, la presidenta Michelle Bachelet telefoneó ante las cámaras de televisión a Sebastián Piñera para felicitarle por su triunfo.

«Quería llamarle para felicitarle y desearle una muy buena gestión en su mandato, porque usted y yo queremos a nuestro país y lo mejor para todos», dijo la mandataria, quien en marzo próximo entregará el poder a Piñera, como ya hizo en marzo de 2010.

«Presidenta, le agradezco mucho sus palabras. Nunca he tenido la menor duda de que tanto usted como yo queremos lo mejor para Chile», le contestó Piñera, en un gesto que contrasta con los reproches y críticas que ambos se han dirigido en los últimos meses, y especialmente en la recta final de la campaña electoral.