Se trata de una medida más en la limpieza que está realizando el papa Francisco en la Iglesia católica en Chile, después de que en mayo el pontífice mandara llamar a 34 obispos chilenos al Vaticano y estos presentaran sus renuncias en bloque tras reconocer que habían cometido «graves errores y omisiones».
«Estábamos ante un caso muy serio de podredumbre y había que arrancarlo de raíz», comentó el portavoz del Vaticano, Greg Burke, acerca de la medida adoptada por Francisco.
Agregó que «se trata de una medida excepcional, sin duda, pero los delitos graves de Karadima han hecho un daño excepcional en Chile».
Según Burke, «la privación del estado clerical de Fernando Karadima es un paso más en la línea férrea del papa Francisco ante los abusos».
El Vaticano explicó que el decreto fue firmado por el papa argentino el 27 de septiembre, entró en vigor de forma inmediata y «supone también la dispensa de todas las obligaciones clericales».
La decisión del papa ha sido notificada a Karadima este viernes, según detalló en el comunicado la Santa Sede.
Jorge Bergoglio «ha tomado esta decisión excepcional en conciencia y por el bien de la Iglesia» y «ha ejercido su 'potestad ordinaria, que es suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia', consciente de su servicio al pueblo de Dios como sucesor de San Pedro», concluye la nota.
De esta manera, el papa ha reducido al estado laical a Karadima, condenado en 2011 por la Justicia canónica a una vida de reclusión y penitencia por violaciones y abusos sexuales a menores y las ramificaciones del caso.
El pasado 21 de septiembre, Bergoglio aceptó la renuncia de dos obispos chilenos, el de San Bartolomé de Chillán, Carlos Pellegrín Barrera, y el de San Felipe, Cristián Contreras Molina, tras el escándalo de los casos de abusos a menores por parte de religiosos y la falta de transparencia.
Fue el tercer decreto de Francisco en esta línea, tras aceptar la renuncia de los obispos de las diócesis de Rancagua y de Talca el pasado 28 de junio.
Y el 11 de junio aceptó las de los obispos de Osorno, Juan Barros; de Valparaíso, Gonzalo Duarte García de Cortázar, y de Puerto Montt, Cristián Caro Cordero, estos dos últimos mayores de 75 años.
Víctimas chilenas de los abusos sexuales cometidos durante años por Karadima emplazaron ayer a la Justicia a que actúe con independencia y castigue los abusos y el encubrimiento en el seno de la Iglesia Católica.
El caso de los abusos sexuales cometidos por Karadima es uno de los más emblemáticos en Chile por la influencia del sacerdote dentro de la Iglesia.
Desde la parroquia santiaguina de El Bosque, situada en un barrio acomodado de la capital, Karadima forjó durante años sólidos nexos con sectores de la elite política y económica del país.
Según un catastro publicado por la Fiscalía Nacional de Chile a finales de agosto, actualmente hay 119 investigaciones en curso contra 167 personas relacionadas con la Iglesia imputadas y 178 víctimas cuantificadas, 79 de las cuales eran menores de edad cuando ocurrieron los hechos.
El papa Francisco ha pedido perdón en distintas ocasiones en nombre de la Iglesia Católica por los abusos cometidos por religiosos en el pasado, y recientemente lo hizo en el viaje que realizó a Irlanda en agosto.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.