Aunque el Gobierno socialdemócrata liderado por Mette Frederiksen aún no ha reaccionado de forma oficial, políticos de los principales partidos han respondido al anuncio criticando a Trump por lo que consideran una falta de respeto y un insulto al país y, sobre todo, a la reina Margarita II, quien lo había invitado formalmente.
La Casa Real danesa se ha limitado a responder a través de su portavoz que la noticia es una «sorpresa».
«Trump vive en otro planeta. Autosuficiente e irrespetuoso», escribió en Twitter Pernille Skipper, portavoz de la rojiverde Lista Única, una de las fuerzas que apoyan al Ejecutivo de Frederiksen.
El líder del Partido Social Liberal y aliado de Frederiksen, Morten Østergaard, dijo que la realidad ha superado a la fantasía, se mostró sorprendido de que nadie en Washington le haya contado a Trump que no puede comprar Groenlandia y defendió que Dinamarca debe considerar a los países de la Unión Europea (UE) sus aliados «más próximos».
«El presidente de Estados Unidos ha suspendido su visita a Dinamarca porque no había interés en discutir una venta de Groenlandia. ¿Es una broma? Profundamente ofensivo contra los groenlandeses y los daneses», apuntó en Twitter la exprimera ministra socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt.
La oposición se mostró también muy crítica con el anuncio de Trump, y el vicepresidente del Partido Liberal, y exministro de Exteriores, Kristian Jensen, habló incluso de «crisis diplomática» y de la necesidad de reconducir la relación entre los dos países.
El portavoz conservador en asuntos relacionados con Groenlandia, Rasmus Jarlov, mencionó también la palabra «insulto» y tras ironizar con si Estados Unidos tenía alguna parte de su territorio en venta, le pidió a Trump que muestre «respeto».
«Señor presidente, ha decidido aplazar su visita a Dinamarca, ¿por qué no cancelarla? Estamos ocupados con otras cosas», afirmó Søren Espersen, vicepresidente del Partido Popular Danés, tercera fuerza parlamentaria y que hace días había tildado de «loco» a Trump.
El presidente estadounidense había anunciado horas antes por Twitter que posponía la visita, fijada para el 2 y 3 de septiembre, por los comentarios de Frederiksen de que no iba a discutir la venta de Groenlandia y le agradecía que haya ahorrado «una gran cantidad de gastos y esfuerzos» a ambos países al ser «tan directa».
La visita a Copenhague era la última parada de su viaje a Europa, que empezará con su participación en la cumbre del grupo de los Siete países más desarrollados (G7) en Biarritz (Francia) del 24 al 26 de agosto y seguirá en Polonia del 31 de agosto al 2 de septiembre.
«Groenlandia no está en venta. Groenlandia no es danesa, es groenlandesa. Espero de verdad que no sea nada que se haya dicho en serio», dijo el domingo Frederiksen, de visita en esta isla ártica que goza de un amplio estatuto de autonomía.
Trump había confirmado un día antes los rumores sobre sus planes para adquirir la isla, admitiendo que «surgió el concepto» y que consideró que «estratégicamente es interesante», aunque aclarando que no era un asunto que esté en primer plano.
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