La prohibición de entrar a Estados Unidos desde Europa decretada por el presidente, Donald Trump, a causa del coronavirus entró en vigor esta pasada medianoche hora local (04.00 GMT) y se alargará al menos durante 30 días.
La medida afecta a ciudadanos extranjeros que hayan estado en alguno de los países pertenecientes a la zona Shengen durante los 14 días previos a su viaje a Estados Unidos.
Trump anunció esta medida el pasado miércoles mediante un solemne mensaje a la nación televisado en horario de máxima audiencia desde el Despacho Oval.
«He decidido tomar varias medidas, fuertes pero necesarias, para proteger la salud y el bienestar de todos los estadounidenses. Para evitar que nuevos casos ingresen a nuestras fronteras, suspenderemos todos los viajes desde Europa a Estados Unidos», dijo Trump, quien dejó claro que la prohibición no afecta al Reino Unido.
«Estas restricciones se irán ajustando según las condiciones sobre el terreno», afirmó el presidente durante su discurso, al explicar que se harán excepciones para los estadounidenses que quieran regresar de Europa y se sometan a rigurosos análisis de detección del virus.
Trump tildó al COVID-19 de «virus extranjero» y culpó a los países europeos de parte de su propagación en Estados Unidos.
«La Unión Europea no tomó las mismas precauciones (que EE.UU.) y no restringió los viajes desde China y otros focos (del virus). Como consecuencia, una gran cantidad de nuevos casos en EE.UU. fueron provocados por viajeros venidos de Europa», dijo.
Centenares de viajeros provenientes de Europa aprovecharon las horas previas a la entrada en vigor de la prohibición para ingresar a Estados Unidos.
En el aeropuerto internacional de Dulles, en las afueras de la capital estadounidense, la española Lucía Castela explicó a Efe que adelantó un viaje que tenía previsto para de aquí unos días, un cambio que le dobló el coste del billete hasta los 4.000 euros.
«Las medidas de seguridad han sido bastante drásticas. Te preguntan 'qué haces aquí' sabiendo cómo está la situación del mundo», dijo Castela, una sevillana que voló a Washington desde Lisboa.
Por su parte, la guatemalteca Analí Peláez, proveniente de París, también adelantó su vuelo de regreso para llegar antes de lo que en la práctica supone un cierre de fronteras con Europa.
«Cuando me fui de aquí, de Estados Unidos, estaba un poco nerviosa porque siento que se ha causado pánico, pero en el lado de Europa lo veo un poco más tranquilo a pesar de que la situación está mal», dijo.
En respuesta a la decisión de Trump, la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, y el titular del Consejo Europeo, Charles Michel, deploraron una medida que tildaron el jueves de «unilateral».
«La Unión Europea desaprueba el hecho de que la decisión de Estados Unidos de imponer una prohibición de viaje fuese tomada de forma unilateral y sin consultas», señalan ambos dirigentes en un comunicado conjunto.
Europa se ha convertido en el nuevo epicentro del coronavirus después de que China haya logrado reducir drásticamente los contagios y muertes.
Italia suma más de 17.500 casos y 1.250 muertes, seguida de España con 5.200 casos y 130 muertes.
Estados Unidos, por su lado, supera los 2.200 casos y reporta medio centenar de muertes, aunque se teme que la cifra sea mucho mayor por el pequeño número de pruebas que se han realizado.
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