«Lo que está pasando no es fácil de aceptar», ha dicho Cuomo, que ha explicado que el elevado número de fallecidos, que se suma a la cifra récord de 799 que se anunció este jueves, se debe a que la mayoría de las personas que fueron ingresadas con síntomas y que han necesitado de respiradores durante estas últimas dos semanas están perdiendo la vida.
Un dato esperanzador es que por primera vez hay un leve descenso de ingresos en Unidades de Cuidados Intensivos, concretamente 17 personas. En las últimas 24 horas hubo 4.908 ingresos en UCI frente a los 4.925 de este jueves.
«La gente que vino hace dos semanas, o les dieron el tratamiento y mejoraron, o se quedaron en el hospital con un ventilador. Y cuanto más estás con un ventilador, menos posibilidades tienes de salir. Esa es la gente que estamos perdiendo», ha afirmado.
Cuomo también ha insistido en advertir de los peligros de una segunda oleada de la enfermedad, y pidió que, a diferencia de lo que ha sucedido en las últimas semanas en EEUU, se aprenda de lo que sucede en otros países.
«¿Va a haber una segunda oleada? Miremos a los países que ya han pasado por este proceso y aprendamos de ellos. Lo que han hecho, lo que funciona y lo que no funciona», ha agregado el gobernador.
Ha puesto como ejemplo a Hong Kong, que «parecía tenerlo bajo control relajó las medidas y tuvo una segunda ola de infecciones. Italia también ha visto una subida en el número de casos».
Por ello, ha afirmado, antes de tomar una decisión sobre la vuelta al trabajo y a la actividad normal en el estado de Nueva York, se deberían hacer «millones» de pruebas, tanto a personas con síntomas de COVID-19 como a las personas que creen haberlo pasado para confirmar la presencia de anticuerpos.
«La clave para poder reiniciar (las actividades) van a ser los test», que ha dicho tendrán que hacerse a una escala «nunca antes vista», a la vez que informó de que el laboratorio estatal de Nueva York está manufacturando 300 pruebas no invasivas de anticuerpos al día, cifra que vaticinó para el viernes que viene se situaría en los 1.000, y una semana más tarde en los 2.000.
«Pero aun así es un grano de arena en el desierto», ha manifestado Cuomo, que ha pedido la ayuda del sector privado para el desarrollo de los millones de pruebas que a su juicio se necesita para la vuelta «gradual» a la normalidad.
El gobernador se ha mostrado sin embargo «cautelosamente optimista» por lo que consideró una disminución en las tasas de ingresos hospitalarios, así como las admisiones en las unidades de cuidados intensivos que se ha producido en los últimos 3 días.
«Estamos en total control de nuestro destino. Lo que hagamos significará literalmente la vida o la muerte para las personas. Tenemos que seguir en casa, porque eso funciona», ha urgido Cuomo ante las festividades de la Semana Santa y la Pascua Judía que se celebran estos días. «Lo que hagamos hoy determinará la tasa de infección en dos o tres días», ha agregado.
Sobre el material de protección médico y ventiladores con los que cuentan los hospitales de Nueva York, ha afirmado sentirse «cómodo en estos momentos» y que en la actualidad se dispone del material suficiente, «si es que seguimos disminuyendo las infecciones».
En la actualidad, el estado de Nueva York registra más de 160.000 infecciones, más que cualquier otro país del mundo fuera de Estados Unidos
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