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Estados Unidos extendió por 30 días más el cierre de la frontera con México para viajes no esenciales y mantendrá por tiempo indefinido una norma bajo la cual se autoriza la expulsión de inmigrantes que entren sin autorización en el país por los límites terrestres, como medidas para evitar la propagación del coronavirus.

Así lo confirmó este martes el secretario interino del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés), Chad Wolf, en declaraciones difundidas por ese despacho, que reúne a varias de las agencias encargadas de los asuntos migratorios.

«No se permitirán viajes no esenciales hasta que esta administración esté convencida de que hacerlo es seguro», señaló Wolf, quien destacó que los esfuerzos de los últimos meses por limitar las pasos no esenciales «han tenido éxito y ahora no es el momento de cambiar de rumbo».

Estados Unidos y México acordaron restringir desde el pasado 21 de marzo los viajes no esenciales para evitar la propagación del coronavirus, una medida que había entrado en vigor previamente en el linde con Canadá. Ambas decisiones fueron renovadas en abril pasado.

Según la información difundida por el DHS, la restricción en el paso desde México estará en vigor hasta el próximo 22 de junio.

Este martes, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, anunció que han llegado a un acuerdo con EE.UU para mantener cerrada su frontera a todo tráfico considerado no esencial al menos hasta el próximo 21 de junio.

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«Apreciamos nuestra colaboración con México y Canadá para garantizar que América del Norte trabaje conjuntamente para combatir la pandemia mundial en curso», agregó Wolf.

El funcionario se refirió igualmente, en otra nota, a la decisión del director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), Robert R. Redfield, extender las restricciones salud pública del Título 42 en las fronteras terrestres, hasta que determine que el grave peligro de COVID-19 ha cesado.

Amparado en ese título, la Administración de Donald Trump ha «expulsado», según medios locales, a 20.000 inmigrantes que han atravesado sin autorización.

«Esta orden ha sido una de las herramientas más importantes que el Departamento ha utilizado para prevenir la propagación del virus y proteger al pueblo estadounidense, a los oficiales de primera línea del DHS y a quienes están bajo su cuidado y custodia, del COVID-19», agregó el secretario interino, citado en la declaración.

La decisión, difundida por los CDC, detalla que la extensión entrará en vigor a la medianoche del 21 de mayo y permanecerá hasta que el director de ese organismo determine que el riesgo de propagación del COVID-19 en Estados Unidos por parte de extranjeros «ha dejado de ser un peligro grave para la salud pública».

Al reaccionar a la medida, Andrea Flores, subdirectora de política de inmigración de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, en inglés), consideró en un comunicado que el presidente «está empeñado en explotar una crisis de salud pública para lograr su objetivo de larga data de poner fin al asilo en la frontera».