Según ha explicado el administrador delegado de los Aeropuertos de Roma, Marco Troncone, en una conferencia con la prensa internacional, el sistema prevé una prueba diagnóstica que se realiza en el momento previo al embarque. «Solo si tienes un resultado negativo puedes acceder al embarque. De manera que así garantizamos que el que vuele sea un avión 100 % limpio y que las personas que viajen no tengan que ponerse en cuarentena», ha destacado.
De momento, es un proyecto experimental que se pondrá en marcha entre el 10 y 15 de diciembre, solo para vuelos que conecten Italia y Estados Unidos (EEUU) tras haber conseguido los permisos de parte de los Ministerios de Trasporte, Sanidad y Exteriores de Italia. Las compañías aéreas que han adherido a este protocolo son Delta Air Lines y Alitalia. Para calibrar su validez y eficacia el período de prueba durará varios meses.
De esta manera, las pruebas eximirán de la cuarentena a la llegada a Italia a todos los ciudadanos estadounidenses autorizados a viajar a este país, una medida aplicada ahora que Troncone ha calificado de «desproporcionada» y «poco eficaz». «Hay poco control sobre la cuarentena. Se basa solo en la confianza de que el individuo la respete», ha asegurado mientras que ha criticado que además afecte tanto al que «está infectado» como al no.
Sin embargo, Troncone -que ha asegurado que las pérdidas económicas del Aeropuerto de Fiumicino superan los 700 millones- no espera que haya «un aumento de tráfico aéreo» con esta medida. Según sus cálculos sitúa el escenario libre de COVID-19 en el año 2022.
«Va a ser un invierno durísimo», ha manifestado al subrayar que en este momento la media de pasajeros en el aeropuerto está entre 3.000 y 5.000 personas en total. «En agosto tuvimos una leve mejora. Llegamos a contar unas 30.000 personas de medida por día», ha asegurado si bien ha dejado claro que en cualquier caso se trataba de una reducción del 80 % del tráfico respecto a las cifras de pasajeros de agosto de 2019. «Es una situación dramática que necesita soluciones innovativas», ha manifestado.
Asimismo, se ha mostrado esperanzado en que los países miembro de la Unión Europea adopten una estrategia común en los aeropuertos de toda la región que permita el tránsito libre de sus ciudadanos. Así ha afirmado que lo ideal es asegurar el tráfico «de personas no infectadas» a través de la realización de una prueba diagnóstica de la COVID-19 que permita después la «libertad de movimiento».
«La barreara para la realización de test masivos ha caído. Hace seis meses era casi imposible realizar test a grande escala. No era factible por el coste que suponían y por el tiempo que tardaba en llegar la respuesta», ha incidido.
Por otro lado, ha señalado que están trabajando en la creación de un dispositivo tecnológico que permita «rastrear la inmunidad» al coronavirus. Una especie de «certificado digital» que funcione como un «pasaporte» sanitario que valide la inmunidad en tres casos: «o bien porque esa persona se ha puesto la vacuna, porque ya ha pasado la COVID-19 o porque ha hecho el test y ha resultado negativo».
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