En un comunicado publicado este miércoles, el BCE ha explicado que la fase de investigación durara 24 meses. No obstante, ha alertado de que la apertura de esta investigación «no prejuzga» la decisión sobre si se lanzará al mercado el euro digital o no. Una vez finalizado el proceso, el organismo tendrá que decidir de nuevo si se implementa o no.
«Nuestro trabajo está dirigido a asegurarnos de que en la era digital, los ciudadanos y las empresas siguen teniendo acceso a la forma más segura de dinero: dinero de un banco central», ha subrayado la presidenta del BCE, Christine Lagarde.
Durante la fase de investigación que se abre ahora, el BCE tendrá que resolver algunas cuestiones «clave» como el diseño y la distribución de esta divisa digital. La autoridad monetaria ha subrayado que debe cumplir con las necesidades de los europeos, prevenir actividades ilícitas y evitar un impacto «indeseable» en la estabilidad financiera y la política monetaria.
El miembro del Comité Ejecutivo del BCE a cargo de sistemas de pago, Fabio Panetta, ha indicado que el organismo estará en contacto con el Parlamento Europeo y otros órganos legislativos europeos para informarles regularmente de sus hallazgos. También se involucrará a ciudadanos, minoristas y la industria de pagos.
La fase de investigación abarcará grupos focales, prototipado y trabajo conceptual. Se examinarán los casos de uso en los que el euro digital tendrá que cumplir con sus objetivos: ser una forma de dinero de banco central eficiente, accesible y sin riesgo.
«Un euro digital reduciría los costes de las transacciones, promovería la inclusión financiera, al asegurar que las personas que actualmente no tienen acceso a los servicios financieros puedan utilizar los pagos digitales, y permitiría a los usuarios comprar en cualquier tienda y país de la zona del euro», ha apostillado Panetta.
Con respecto a los bancos, durante esta fase de investigación se abordarán las opciones de diseño que eviten riesgos para los intermediarios financieros. En concreto, se definirá un modelo de negocio para dichos actores en el ecosistema del euro digital.
El BCE ha destacado que la arquitectura que emplee en la infraestructura de euro digital será «amistosa» con el medio ambiente. De las arquitecturas que se han probado de forma experimental, el coste energético empleado para realizar decenas de miles de transacciones por segundo ha sido «insignificante» en comparación con el consumo de energía «de criptoactivos como el bitcoin».
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