«Durante la madrugada del 13 al 14 de diciembre, varias páginas gubernamentales, incluidos los ministerios de Exteriores y Educación, han sido hackeadas», ha publicado en su web el Servicio Estatal para Comunicaciones y Protección de la Información ucraniana. Al parecer «se publicó un mensaje provocativo» y ha agregado que «el contenido de las páginas no ha cambiado y no ha habido filtración de datos». «Otras páginas oficiales han sido suspendidas para evitar que el ataque se propague».
El organismo trabaja con el Servicio de Seguridad de Ucrania y la Policía para «recopilar pruebas digitales e investigar el incidente». En este contexto se han producido algunas condenas internacionales, encabezadas por el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien ha anunciado más apoyo de los aliados a Kiev para hacer frente a estas ciberamenazas. «Condeno firmemente los cibertataques contra el Gobierno ucraniano. La OTAN ha trabajado estrechamente con Ucrania durante años para aumentar la ciberdefensa y expertos de la OTAN en Bruselas han intercambiado información sobre la última ciberactividad» ha señalado el noruego en un comunicado de la organización militar.
También se ha confirmado que la ministra de Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, se reunirá la próxima semana por primera vez con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, en un intento de reducir la tensión en torno a Ucrania. «Estamos tomando todas las medidas para evitar que haya más escalada. Me parece sumamente importante aprovechar diversos canales disponibles, incluyendo la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y el cuarteto de Normandía, así que viajaré la semana próxima a Moscú para llevar a cabo negociaciones», ha manifestado antes de la segunda jornada de una reunión informal de ministros de Exteriores de la Unión Europea en Brest, Francia.
La relación entre Berlín y Moscú se encuentra en un punto bajo como resultado de numerosos conflictos. Tras el asesinato de un georgiano en un parque de Berlín, un tribunal condenó a un ruso y acusó a Moscú de «terrorismo de Estado». Como consecuencia, ambos países expulsaron recíprocamente a varios diplomáticos. Alemania también responsabiliza a Rusia de los ciberataques al Bundestag -el Parlamento alemán- en 2015 y del atentado contra el opositor al Kremlin Alexei Navalni con el agente químico prohibido Novichok. Un laboratorio de las Fuerzas Armadas alemanas detectó el veneno en el organismo de Navalni el año pasado.
En el entorno occidental que se articula alrededor de la OTAN preocupa de forma importante la posición de Rusia en el tablero internacional. Esto se traduce dentro mismo de las fronteras comunitarias, caso de Suecia, donde el ejército sueco ha intensificado sus actividades visibles en la isla de Gotland, en el mar Báltico. A qué responde esta mayor actividad. Según los analistas nos ocupa un momento donde se transmite una cierta sensación de debilidad por parte de los poderes europeos, con un gobierno recién estrenado en Alemania y con Francia a las puertas de unas elecciones decisivas por el Elíseo.
Últimamente el presidente ruso Vladímir Putin ha permitido la movilización de miles de soldados a la frontera ucraniana para realizar ejercicios y maniobras que son vistos al otro lado de la alambrada como un gesto para atemorizarlos y como una amenaza nada velada. Moscú por ahora niega tales planes y dice que puede desplegar fuerzas en su territorio a su antojo. En relación a esto, en reiteradas ocasiones el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha mencionado en público su determinación de aplicar sobre Rusia sanciones nunca vistas si Putin pasa a la acción en Ucrania o bien en Georgia. En la memoria reciente queda el recuerdo de lo sucedido en 2014 en la península de Crimea, actualmente anexionada a Rusia a quien la comunidad internacional ha pedido su devolución y reintegración como parte de Ucrania en varias ocasiones, la última el pasado mes de agosto.
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