Desde que asumiera el pasado martes las riendas del Gobierno tras la dimisión de Boris Johnson, Truss ha sufrido una enorme presión para introducir medidas inmediatas con las que paliar el impacto en los ciudadanos del notable incremento en los precios de la energía, dado que estaba previsto que las facturas sufrieran un incremento del 80 % desde el próximo mes. En virtud de la aplicación de su plan, el hogar promedio británico ahorrará una media de mil libras (1.152 euros) anuales, resaltó Truss, una media con la que se dará «certeza» a los ciudadanos e «impulsará el crecimiento» económico nacional.
La política tory aseguró asimismo que su Gobierno «apoyará también a todos los negocios, las organizaciones benéficas y las organizaciones del sector público con sus costes energéticos durante este invierno, ofreciendo una garantía equivalente durante seis meses». «Después de ese periodo de seis meses, proporcionaremos más apoyo a los sectores vulnerables, como la hostelería, y nuestros pubs locales», agregó Truss, al tiempo que instó a las compañías a «buscar maneras de mejorar la eficiencia energética e incrementar la generación directa de energía».
Este paquete de energía recortará previsiblemente la inflación -que se sitúa actualmente en el 10,1 % y se espera que continúe subiendo en los próximos meses hasta el 13 %- en hasta cinco puntos porcentuales, según observó la primera ministra. «Este es el momento de ser valientes. Afrontamos una crisis de energía global y no existen opciones que no tengan un coste», alertó Truss. Otro de los anuncios hechos por Truss fue el levantamiento del actual veto en Inglaterra al «fracking» o fracturación hidráulica, una técnica para extraer el llamado gas de esquisto, lo que implica que esta controvertida práctica podrá comenzar a aplicarse en un plazo de seis meses.
Los anuncios detallados en el Parlamento forman parte, de la «visión para reconstruir la economía» de la primera ministra, según indicó. «Asegurar los suministros energéticos es vital para el crecimiento y la prosperidad y, sin embargo, se ha ignorado durante demasiado tiempo», dijo Truss, que cree que su plan «ayudará a construir un Reino Unido más fuerte, más resiliente y más seguro». El Gobierno ya ha creado un nuevo grupo de trabajo de suministro energético, similar al que en su día se estableció para la gestión de las vacunas contra la covid-19, que ya está «negociando contratos energéticos a largo plazo con suministradores de gas tanto domésticos como internacionales para bajar de manera inmediata el coste de la intervención».
Además, el Ejecutivo está «acelerando todas las formas de energía doméstica, como la producción de petróleo y gas del Mar del Norte». Tras su discurso, el líder del Partido Laborista, Keir Starmer, acusó a Truss de ser «dogmática» y le afeó «no estar del lado de los ciudadanos». Por su parte, en respuesta al anuncio del Gobierno, Rosie Rogers, responsable de Petróleo y Gas de la organización medioambiental Greenpeace, consideró que la primera ministra «ha decidido permitir a compañías del tipo de Shell y BP que disfruten de los miles de millones que sacan con el enorme sufrimiento ocasionado por la crisis climática y energética, dejando que sean los contribuyentes los que afronten la factura». Esta portavoz indicó asimismo que la decisión de levantar el veto al «fracking» «desencadenará más olas de calor, sequías y tormentas» y que este planteamiento a la crisis actual «no creará la energía futura que necesitamos».
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